📸 Imagen cortesía EPM
**Regional a media marcha: obras y cierres hasta 2026**
En la madrugada de este octubre, la Avenida Regional en Medellín comenzó a sentir el peso de una transformación que no cesará hasta marzo de 2026. Entre la calle 46, bajo la sombra del viaducto de la Estación Cisneros del Metro, y el tráfico enredado del intercambio vial de la Madre Laura, un carril en sentido sur-norte fue cerrado parcialmente. El motivo: las obras para rehabilitar el interceptor Oriental, una arteria vital por donde fluyen las aguas residuales hacia la planta de Aguas Claras en Bello.
Detrás de este imponente operativo, Empresas Públicas de Medellín (EPM) despliega tecnologías avanzadas —como Spiral Wound y Cured in Place Pipe (CIPP)— con la promesa de reforzar las tuberías y prolongar su vida. No es un capricho técnico sino una necesidad urgente: en 2022 un socavamiento alertó sobre el deterioro de esta red que pone en riesgo la salud del río Aburrá y de miles de usuarios.
Los cierres no son totales ni eternos. De lunes a sábado, entre las 9:00 p.m. y las 4:00 p.m. del día siguiente, el carril afectado permanece cerrado; fuera de ese horario, el tráfico intenta recomponerse. Esta dinámica obliga a muchos a buscar rutas alternativas, entre ellas la Avenida 80, la Carrera 65 o la Autopista Norte, desplazamientos que se suman al lento pulso de la ciudad.
Hasta ahora, el progreso ha cubierto 2.2 kilómetros de los 3.9 que necesitan revestimiento interno. Pero queda mucho camino por recorrer y la paciencia de los conductores se pone a prueba. ¿Podrá EPM cumplir con el plazo prometido? ¿Será suficiente esta intervención para sanar un sistema vital para el Aburrá? Mientras tanto, Medellín aprende a convivir con un cierre que no solo clausura un carril, sino que abre una herida en la movilidad urbana con la esperanza, aún frágil, de un cauce renovado.
