📸 Cortesía: EFE
¿Adiós en blanco para B-King?
Este jueves 2 de octubre de 2025, Medellín se vistió de un blanco cargado de memoria y silenciosa protesta. En el cementerio Campos de Paz, la ciudad despidió a Bayron Sánchez Salazar, el cantante que el mundo conoció como B-King, cuya vida terminó trágicamente en México.
La llegada de su cuerpo repatriado se dio en la tarde, alrededor de las 2:00 p.m., escoltado por un fuerte dispositivo de seguridad que unía a la Policía Nacional con la Unidad Nacional de Protección. Durante tres horas, familiares, amigos y seguidores se congregaron en una velación marcada por la solemnidad y el recogimiento. A las 5:00 p.m., la capilla principal cobijó una misa exequial que buscó darle sentido a la irreparable pérdida.
El blanco, elegido por la familia para vestir, simbolizaba más que una ausencia: era luz, paz y el rechazo contundente a la violencia que le arrebató la vida. El gesto se multiplicó en globos y palomas blancas elevándose al cielo, en presentaciones musicales dedicadas a la carrera de B-King y en pancartas cargadas de afecto. Más de doscientas personas, muchos jóvenes —habituales seguidores del artista—, estuvieron presentes, junto a la mascota fiel que acompañó al ataúd, un detalle que rompió el silencio con un dejo de ternura.

En medio de la tristeza, emergió una voz firme: Stefanía Agudelo, hermana del cantante, agradeció el apoyo recibido y lanzó un llamado a las autoridades mexicanas y colombianas. La exigencia de justicia resonó clara; el pedido de esclarecer los hechos que rodearon la muerte de B-King se volvió un clamor colectivo, un reclamo contra el vacío que deja la impunidad.
Este adiós, entonces, no es solo un cierre sino una pregunta abierta: ¿podrá la justicia romper el silencio y dimitir esa sombra que hoy cubre la memoria de Bayron Sánchez? Mientras tanto, Medellín viste de blanco para no olvidar ni resignarse.