📸 Imagen cortesía Alcaldía de Medellín
[Fierro en clave de paz]
Armas que callaban, ahora cantan.
Medellín, 2 de octubre de 2025. Más de 800 armas incautadas por la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá han encontrado otro destino: la fundición y transformación en instrumentos musicales que conforman la obra “Fierro en clave de paz”. Instalado en la Ciudadela para la Cuarta Revolución y Transformación del Aprendizaje (C4TA), el antiguo terreno de la cárcel El Buen Pastor, este monumento busca ser un símbolo tangible de reconciliación y convivencia para una ciudad que sabe de heridas y anhelos.
El proceso fue el resultado de múltiples operativos policiales que lograron recolectar 888 armas traumáticas, neumáticas, de fogueo y réplicas, acompañadas por 744 proveedores y más de 4.500 cartuchos. Con ese arsenal silencioso, la Institución Universitaria Pascual Bravo recibió el llamado para convertirlo en otra cosa: no en destrucción, sino en creación. Facilitada por docentes, estudiantes y artistas de la Red de Músicas de Medellín, comenzó la fundición y el diseño de instrumentos inéditos que nacen de los metales que alguna vez portaron violencia. Juan Pablo Arboleda, rector de la institución, expresó con convicción que “lo que pasa en los talleres, en los laboratorios y en las aulas de nuestra institución envía un mensaje de vida, un mensaje de cultura ciudadana… un simbolismo bastante profundo alrededor de la fundición de las armas incautadas.”
La escultura que emergió pesa casi 300 kilos y se alza 1,90 metros. Pero no es sólo un objeto estático: es un ensamblaje de instrumentos musicales que ofrecen un diálogo visual y sonoro sobre la esperanza y la posibilidad de reconstrucción social. Manuel Villa Mejía, secretario de Seguridad y Convivencia de Medellín, lo sintetiza: “El miedo se convirtió en arte.” Esta transformación revela cómo materiales destinados a infundir temor pueden reciclarse para convocar a la paz y la creatividad colectiva, devolviendo a la comunidad no solo la seguridad, sino también un símbolo de reconciliación.
¿Podrá esta música hecha de acero contado transformar no solo el ruido de las calles sino también la memoria colectiva? Medellín parece apostar por ello, convocando a que el legado de aquellas armas sea hoy un llamado a la vida.