📸 Imagen cortesía Gobernación de Antioquia
¿El arte vuelve para quedarse en Antioquia?
Antioquia despierta tras un largo silencio artístico. Después de 44 años de ausencia, la Bienal Internacional de Arte de Antioquia y Medellín (BIAM) emerge con fuerza renovada. Del 2 de octubre al 25 de noviembre de 2025, Medellín y otros 15 municipios de las nueve subregiones del departamento serán el escenario de una nueva historia cultural que busca retomar aquel legado que, en el pasado, convirtió a la región en un faro del arte contemporáneo mundial.
La BIAM reunirá a más de 130 artistas nacionales e internacionales –aunque algunos hablan de cerca de 160– con cerca de 300 obras que dialogan bajo cuatro líneas temáticas: Identidades Urbano-Regionales, Saberes Ancestrales y Tecnologías, Memoria – Trashumancia, y Ecologías Humanas. Figuras como Azuma Makoto, Ibrahim Mahama y Carlos Garaicoa, entre otros, se suman a este encuentro que se propone abrir, con la libertad como estandarte, nuevas ventanas hacia la expresión y la reflexión.
“El arte, una ventana a la libertad”, es el eje curatorial que sostiene esta edición, que no sólo pretende ser un despliegue estético, sino también un acto de democratización cultural. La Bienal se desplegará descentralizadamente, con acceso gratuito, procurando que el arte deje de ser privilegio para convertirse en derecho de todos los habitantes del territorio antioqueño.
Los números también hablan: se proyectan más de 400,000 visitantes y la creación de alrededor de 2,000 empleos directos e indirectos en sectores relacionados con las artes plásticas, el turismo y la economía creativa. La apertura será una fiesta con la Orquesta Departamental y una monumental instalación de Azuma Makoto, un preludio que anuncia el regreso de un gran proyecto cultural.
Sin embargo, detrás del entusiasmo, queda la pregunta que nunca descansa: ¿podrá esta Bienal reactivar realmente el pulso artístico de Antioquia y mantener vivo ese compromiso con la inclusión y el pensamiento crítico que tantas veces ha necesitado la región? La respuesta, como el arte mismo, no es lineal ni segura. Pero el escenario está listo, y el tiempo empieza a contar.