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¿Dónde se pierde un soldado entre el río y el silencio?
En la madrugada del martes 7 de octubre de 2025, en el corregimiento de Puerto Matilde, zona rural de Yondó, Antioquia, un soldado del Ejército Nacional desapareció tras un encarnizado enfrentamiento. La presencia del Clan del Golfo, el grupo armado ilegal que azota la región, vuelve a convertir el Magdalena Medio en un escenario de zozobra y violencia invisible.
El episodio ocurrió la tarde del lunes 6, cuando tropas del Batallón de Infantería de Defensa Antiaérea Nueva Granada fueron emboscadas por integrantes del Clan del Golfo, que intentaban asegurar corredores estratégicos. En medio del hostigamiento, el soldado cayó al río Cimitarra que corta Puerto Matilde. Desde entonces, su paradero es una incertidumbre que pesa tanto como la corriente del río.
El uniformado desaparecido, perteneciente a la Segunda División del Ejército, permanece sin nombre público, envuelto en el protocolo y el hermetismo que caracterizan a estos casos. Las operaciones de búsqueda y rescate continúan a contrarreloj, mientras ofensivas militares buscan frenar el avance del Clan. Sin embargo, esta disputa territorial trasciende lo militar: son las comunidades campesinas de Puerto Matilde y alrededores las que sufren el confinamiento y miedo constante.
La Corporación Cahucopana Nordeste ha alzado la voz, convocando a la intervención estatal y a la observancia del Derecho Internacional Humanitario. ¿Dónde queda la protección para quienes quedan atrapados en medio de esta guerra sin cuartel? La desaparición de un soldado bajo el agua es también el reflejo de un vacío más profundo: el de la justicia y la paz duradera en el Magdalena Medio.
Mientras tanto, el río Cimitarra sigue fluyendo, indiferente y callado, como el silencio que acompaña a quienes esperan respuestas. ¿Podrá alguna vez este territorio recuperar la calma y restablecerse la confianza rota? ¿O estamos condenados a repetir esta historia de desapariciones y sombras?
