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[El oro toca techo en plena tormenta global]
Este martes 7 de octubre de 2025, el oro atravesó una frontera simbólica y económica: superó los 4.000 dólares por onza, un techo nunca antes alcanzado. En la Bolsa de Nueva York, los futuros para diciembre marcaron 4.013 dólares, mientras el precio spot rondaba los 3.960. Un hito que no solo refleja un número, sino el pulso de inversores que se refugian en ese metal ante la tormenta mundial de incertidumbre geopolítica y económica.
Las razones son múltiples y convergentes. En Medio Oriente, Asia e incluso Europa y Estados Unidos, las tensiones políticas y factores de inestabilidad han avivado una búsqueda desesperada por activos seguros. Es el oro quien se lleva la mirada y el capital que se retira de sectores de mayor riesgo. “La demanda no cesa, inversores globales se aferran al oro como escudo frente a la volatilidad”, indica la agencia Xinhua, que recogió voces de operadores en Wall Street.
Pero no solo la política explica este ascenso. La Reserva Federal estadounidense ha dejado entrever la posibilidad de nuevos recortes en las tasas de interés. Una política monetaria más laxa disminuye el costo de oportunidad de tener oro — que, a diferencia de bonos o acciones, no genera rendimientos por sí mismo — incentivando a bancos centrales, fondos y particulares a hacerse con más lingotes.
A este escenario se suma la sombra de una inflación mundial en alza y la creciente incertidumbre sobre la estabilidad del dólar como moneda de reserva. Países emergentes han respondido aumentando sus reservas de oro, presionando aún más el mercado y reafirmando la tendencia alcista que desafía récord tras récord.
Mientras las principales bolsas del planeta tiemblan y la renta variable se mueve con brusquedad, el oro brilla con fortaleza. Pero más allá del brillo, queda la pregunta: ¿podrá este refugio aguantar la presión de un mundo cada vez más convulso, o será solo un espejismo en medio de la tormenta?
Este martes 7 de octubre, el oro dice mucho más que su precio. Habla del miedo, de la esperanza, y de una desconfianza creciente en las estructuras financieras globales, marcando un nuevo capítulo para inversores y ciudadanos por igual. ¿Cuál será el próximo movimiento en esta partida donde el metal precioso es ahora pieza clave?