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¿Cosecha bajo asedio?
En el corazón de Antioquia, mientras el café madura en los campos, una sombra crece más fuerte que el aroma de los granos. Hasta el 8 de octubre de 2025, la temporada de cosecha se ha teñido de miedo. Productores y campesinos enfrentan una crisis de seguridad que erosiona no solo su labor, sino también su tranquilidad.
El aumento de extorsiones y robos en las zonas rurales ha alterado la vida en el Suroeste y Occidente antioqueño. La región, conocida por su café de calidad, hoy lucha por mantener la calma entre amenazas que provienen de grupos armados organizados. Las denuncias formales, casi 10.000 en 2024, reflejan un incremento del 20,5 % en estos delitos entre 2020 y 2023, según cifras de la Federación Nacional de Cafeteros. Antioquia, junto a departamentos como Cundinamarca y Valle del Cauca, emerge como epicentro de este alarmante fenómeno.
Germán Bahamón, presidente de la Federación, no esconde la preocupación: “La extorsión se ha convertido en una nueva plaga”. Su llamado es claro: fortalecer la seguridad rural y que el Estado tome medidas decisivas para que el campo recupere su calma. No es solo un reclamo institucional, sino el clamor de huelga campesinos que, en municipios como los 23 priorizados por su vulnerabilidad, modifican sus rutas y horarios para evitar encuentros fatales. Muchos han solicitado acompañamiento militar para transportar su café, un intento desesperado por proteger vidas y cosechas.
El modus operandi es cruelmente simple y efectivo: llamadas intimidatorias, muchas desde cárceles, o demandas directas de “vacunas” bajo amenazas que persisten y someten. La sensación de acecho constante, sumada a la presencia visible de extraños y bandas criminales cerca de las carreteras, desvela un panorama donde la seguridad rural está en jaque.
El café antioqueño, emblema de una cultura y economía, enfrenta hoy un reto que va más allá de la agronomía: la lucha por vivir sin miedo en su propia tierra. ¿Podrán las autoridades romper este círculo vicioso de violencia y recuperar la paz en el campo cafetero? La cosecha está en juego, pero, sobre todo, lo está la esperanza.