📸 Cortesía: Victoria en Pixabay
¿Regreso inevitable?
Un repunte que duele y asusta.
Hasta el 8 de agosto de 2025, América Latina enfrenta un resurgimiento alarmante de enfermedades que creíamos controladas: sarampión y fiebre amarilla. Más de 10.000 casos confirmados de sarampión y al menos 18 muertes sacuden a diez países de la región. Simultáneamente, brotes de fiebre amarilla han cobrado cerca de un centenar de vidas en áreas que van más allá de sus tradicionales territorios, como Brasil, Colombia y Perú.
México, Canadá y Estados Unidos aparecen como epicentros del sarampión en el continente. En México, más de 4.500 contagios y 19 fallecimientos hablan de un desafío que vuelve a sonar urgente. La fiebre amarilla, por su parte, no solo permanece activa en la región amazónica; su avance hacia nuevas zonas inquieta a expertos y comunidades.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el llamado es claro y firme: la baja cobertura de vacunación reaparece como la principal causa. El 71% de los casos de sarampión corresponde a personas no vacunadas, y un 18% más no tiene claridad sobre su estatus inmunológico. La primera dosis de la vacuna triple viral (MMR) llegó apenas al 89% en 2024, lejos del 95% mínimo necesario para frenar una epidemia.
Pero detrás de los números, hay historias de acceso limitado, desinformación y comunidades vulnerables donde la salud pública se tambalea. Las vacunas están al alcance, pero no de todos. ¿Hasta cuándo la distancia entre la ciencia y la realidad seguirá costando vidas?
“El sarampión se puede prevenir con dos dosis de la vacuna MMR”, recuerda la OPS, mientras los sistemas de salud luchan por recuperar terreno perdido. Sin embargo, el tiempo para corregir el rumbo apremia. La movilidad, la grieta en el acceso y la renuencia vacunal dibujan un panorama complejo.
La región observa con angustia cómo enfermedades que deberían ser un capítulo cerrado regresan con fuerza. ¿Podrán los programas de vacunación consolidarse y proteger a las comunidades de un peligro que, por negligencia o desatención, vuelve a rondar? El camino está trazado; solo resta que las autoridades y la sociedad actúen en conjunto para evitar que el brote se convierta en tragedia.
Mientras tanto, la protección colectiva depende de la memoria y la acción. Porque la salud pública no es solo un dato en una gráfica; son vidas que esperan ser resguardadas en medio de la incertidumbre. ¿Será América Latina capaz de dar vuelta a esta página oscura y recuperar la confianza perdida?