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Manantiales en transformación: ¿agua a qué costo?
Este jueves 9 de octubre de 2025, en el corazón del Valle de Aburrá, la emblemática planta de potabilización Manantiales comenzó una transformación que promete cambiar el futuro del agua potable en la región.
Empresas Públicas de Medellín (EPM) lidera esta ambiciosa modernización, que hasta el 11 de octubre registraba un avance del 69% en las 74 actividades planificadas. Son 400 trabajadores desplegados en 16 frentes de obra, ejecutando una inversión de 312 mil millones de pesos para renovar la infraestructura de una planta vital, segunda en importancia en el suministro de agua local. La intención, clara, es asegurar calidad y continuidad para las próximas cinco décadas.
Sin embargo, detrás del progreso técnico hay un desgaste palpable en la vida cotidiana. Más de 1.1 millones de habitantes de Bello, Copacabana, Girardota y sectores del norte y centro-oriente de Medellín enfrentan cortes programados de agua en más de 190 barrios. La suspensión se extendió desde el 9 hasta el próximo lunes festivo, 13 de octubre, organizada en 26 circuitos para precisar el impacto. EPM, por su parte, ha dispuesto carrotanques y puntos de distribución para mitigar la sequía forzada.
¿Por qué esta interrupción? Porque modernizar la planta Manantiales no es un capricho, sino una necesidad apremiante ante la obsolescencia que podría erosionar la calidad y la continuidad del vital servicio para casi la mitad de los hogares regionales. Mientras tanto, el abatimiento por la restricción temporal del agua plantea preguntas sobre el equilibrio entre progreso y sacrificio ciudadano.
A día de hoy, la obra avanza, prometiendo mejoras sustanciales, pero en las calles y hogares permanece la incertidumbre: ¿podrá la infraestructura renovada sostener tanta demanda futura sin interrumpir más vidas? El pulso entre modernidad y cotidianidad apenas comienza a latir en el Valle de Aburrá.
