📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla. D.R.A.
# Explosión en Guayaquil: ¿Terror o mensaje político?
La noche del lunes 14 de octubre de 2025, la tranquilidad del norte de Guayaquil se rompió con la detonación de un carro bomba.
A las 18:30 horas, en las inmediaciones del Mall del Sol, un epicentro comercial y financiero junto a un edificio vinculado a la familia del presidente Daniel Noboa, una explosión violenta dejó dos muertos y más de 30 heridos. La escena, envuelta en humo y escombros, dejó a la ciudad en estado de shock y a las autoridades en la búsqueda de respuestas sobre un ataque que califican de terrorista y que podría tener ramificaciones políticas.
Entre las víctimas fatales estaba Wellington Benítez, un taxista que, según testigos, grababa con su celular el fuego que consumía una camioneta estacionada. Un fragmento metálico lo alcanzó en el rostro, causándole la muerte inmediata. Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran cómo el vehículo comenzó a arder y segundos después estalló, destrozando ventanas, dañando vehículos y viviendas alrededor, y sembrando el miedo en una zona de alto tránsito.
La Fiscalía General del Estado tomó el mando en la investigación. La revisión minuciosa de videos, testimonios y el levantamiento de los cuerpos son los primeros pasos oficiales. El ministro del Interior, John Reimberg, situó la sospecha en el grupo armado **Los Lobos**, un cártel que presuntamente operaría en venganza contra los recientes operativos militares contra la minería ilegal en la provincia de Imbabura. Sin embargo, la presencia cercana al entorno presidencial llevó al gobernador de Guayas, Humberto Plaza, a considerar que detrás del atentado podría esconderse un trasfondo político aún por esclarecer.
En un país acostumbrado a la violencia, esta explosión marca un salto brutal en la forma y el escenario. ¿Se trata únicamente de una represalia criminal o asoma un mensaje más complejo dirigido desde las sombras del poder? Mientras tanto, las cicatrices físicas y sociales permanecen abiertas, y la ciudadanía observa con ansiedad cómo la justicia busca esclarecer tantas preguntas como escombros dejó la bomba. ¿Podrá la investigación desenmarañar estos hilos sin que la verdad se diluya en la incertidumbre?