Federico Gutiérrez entrega renovado el complejo deportivo Tricentenario y lo declara símbolo de la reconstrucción de Medellín

📸 Imagen cortesía Alcadía de Medellín
[TRICENTENARIO RENACE: ¿RECONSTRUCCIÓN O RECUERDO DE LO PERDIDO?]

Un balón que vuelve a rodar. Una cancha que recupera su alma.

Este jueves 16 de octubre de 2025, Medellín se estrechó en un gesto de esperanza en la comuna 5 – Castilla: el alcalde Federico Gutiérrez entregó el renovado complejo deportivo Tricentenario, símbolo ambiguo de una ciudad que intenta cerrar heridas y reconstruir confianza.

El escenario, víctima de años de abandono, recuperó su esplendor mediante una inversión de 1.164 millones de pesos aportada por la Administración Distrital. Más de 2.300 personas al mes se beneficiarán de esta recuperación que no solo habla de concreto y tuberías, sino de voluntad social y política.

Las obras fueron meticulosas: desde el mantenimiento estructural hasta la reposición del cerramiento, pasando por la nivelación de las superficies y el refuerzo del concreto. Las canchas polideportivas y de baloncesto renacen ahora espacios seguros y funcionantes, destinados a niños, jóvenes, adultos y personas mayores, reanimando un territorio que carga con cicatrices latentes.

En la entrega, Gutiérrez no solo inauguró un lugar, sino que lanzó una declaración punzante: “Arreglar este escenario es símbolo de la reconstrucción de Medellín, de lo que no puede volver a pasar. Lo que antes fue arrastrado por quienes usaron este barrio para escalar poderes, hoy busca devolver la confianza y dignidad a su gente”. En sus palabras resuena la advertencia y la promesa: la inversión pública rinde cuando no se la roba, y en Tricentenario, esa verdad se confirma.

Sin embargo, el mensaje deja preguntas abiertas: ¿podrá esta renovación revertir décadas de abandono y desconfianza? ¿Serán suficientes los espacios físicos para alejar a la juventud del hueco dejado por la exclusión y el olvido? La entrega del Tricentenario es un paso, firme pero quizás insuficiente, en una ciudad que busca nuevas maneras de reconciliarse consigo misma.

Mientras el balón vuelve a rodar en Castilla, Medellín observa y espera. Porque la reconstrucción no es solo obra de cemento, sino de memoria, justicia y esperanza renovada. ¿Podrá esta cancha recuperar, junto con su superficie, el alma de un barrio que no quiere repetir su historia? El reloj no se detiene. Y la ciudad sigue mirándose al espejo.

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