📸 Cortesía: CSU-CIRA/RAMMB/NOAA
[TÍTULO]
¿Melissa y el Caribe en alerta naranja?
[LEAD]
Una tormenta que avanza, una costa que mira al cielo. Este martes 21 de octubre, la tormenta tropical Melissa se forma en el oriente del mar Caribe, provocando alerta naranja en La Guajira y Magdalena.
[CUERPO]
Melissa no es un riesgo que se pueda tomar a la ligera. Con vientos sostenidos de hasta 85 km/h, esta tormenta tropical ha evolucionado a partir de la perturbación conocida como AL98, según confirmó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Su influencia directa impacta el nororiente colombiano, particularmente la región de La Guajira, mientras que la región Caribe en general siente sus efectos indirectos. Las autoridades colombianas mantienen la alerta naranja en los departamentos más expuestos, conscientes de que, aunque la tormenta se aleje progresivamente, las condiciones inestables pueden prolongarse por días en el litoral norte.
El llamado a la precaución proviene de una alianza institucional conformada por el IDEAM, DIMAR, Aeronáutica Civil y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Estos organismos, reunidos en la Mesa Técnica de Alerta por Ciclones Tropicales, no solo llevaron a los departamentos de La Guajira y Magdalena a un estado de alistamiento, sino que activaron el protocolo nacional de respuesta. Esto significa que las autoridades locales redoblan esfuerzos, manteniendo al día sus planes de contingencia y movilizando recursos para enfrentar cualquier eventualidad.
La voz oficial de la UNGRD advierte que Melissa puede generar lluvias de diversa intensidad, ráfagas de viento que alcanzan los 85 km/h y un notable aumento del oleaje en el Caribe colombiano. Estas condiciones implican un riesgo real para quienes habitan o se desplazan cerca de ríos, quebradas y el litoral. La recomendación es clara: evitar actividades en estas zonas y mantenerse informado a través de los comunicados oficiales para anticipar cualquier cambio del fenómeno.
Sin embargo, esta alerta no solo habla de viento y lluvia. Es un recordatorio del delicado equilibrio entre la naturaleza y las comunidades que viven en zonas vulnerables. El IDEAM enfatiza que, aunque Melissa se aleje, el riesgo no desaparece repentinamente; la incertidumbre persiste en el litoral norte, desafiando la capacidad institucional y la resiliencia social.
[CIERRE]
Mientras Melissa se desplaza hacia el norte, La Guajira y Magdalena se preparan, entre la incertidumbre y la esperanza. ¿Podrán las comunidades y autoridades navegar este temporal sin que el dolor ni la pérdida hagan parte del balance? La naturaleza ya ha dado su aviso. Ahora, queda por ver si la respuesta es suficiente.


