📸 Imagen cortesía Gobernación de Antioquia
Inundación en Turbo: entre la emergencia y la esperanza
Una tarde marcada por la tormenta y el desborde. El 22 de octubre de 2025, el municipio de Turbo, en Urabá antioqueño, vio cómo el río que lleva su nombre rompía su cauce, dejando a cientos de familias enfrentando el miedo y la pérdida.
352 hogares, afectados por la crecida, recibieron la primera luz de auxilio gracias al Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia, Dagran. Kits alimentarios, escolares, utensilios de cocina, tejas y amarres fueron entregados con la urgencia que exige un desastre. Cada paquete, mucho más que ayuda material: un símbolo de la lucha por la recuperación. La logística detrás de esta entrega tuvo la complicación de la inaccesibilidad de la región; por ello, se utilizaron plataformas tecnológicas aéreas, un dato que habla de la modernidad al servicio de la solidaridad.
Carlos Ríos Puerta, director del Dagran, no oculta la preocupación ante la persistencia de las lluvias que aún amenazan la estabilidad del terreno y la seguridad de los habitantes. Por esta razón, la ayuda no se queda en lo inmediato: maquinaria amarilla llegará para reparar y reforzar jarillones y afluentes, buscando evitar que la tragedia se repita.
Aunque Turbo hoy concentra la atención, esta emergencia es solo un capítulo más en un año que ha visto a Antioquia enfrentando fenómenos climáticos extremos. Dagran ha extendido su mano a varios municipios, no solo con ayuda física, sino también asistencia técnica y apoyo psicosocial, recordando así que la gestión del riesgo es un proceso colectivo y constante.
Las lluvias, con su implacable vigencia, erponen en guardia a la población. Desde el sistema departamental se insiste en seguir las recomendaciones oficiales, asegurar techos y monitorear ríos, conscientes de que la naturaleza impone un ritmo propio y exige preparación frente a su inclemencia.
Detrás de las cifras y las máquinas, están las personas: familias que alzan la voz y al mismo tiempo la esperanza. La ayuda llega, pero la pregunta permanece en el aire húmedo que luego de la tormenta: ¿serán suficientes estas medidas para proteger a Turbo y a Urabá de una nueva embestida de la naturaleza? En la sombra del desastre, como siempre, la esperanza se abre paso.


