📸 Cortesía: IG Kylie Jenner
¿Adiós a un compañero fiel?
Este miércoles 22 de octubre de 2025, en la esfera pública y privada de Kylie Jenner, se abrió un vacío profundo: la muerte de Norman, su galgo italiano que la acompañó durante casi trece años.
Norman no fue un perro cualquiera. Llegó a la vida de Jenner cuando tenía 17 años, en plena adolescencia, y con el tiempo se convirtió en un pilar silencioso pero constante en su trayectoria personal y mediática. La empresaria e influencer no dudó en compartir la noticia en sus redes sociales, un espacio donde la presencia del animalista era ya habitual. “Mi corazón duele por ti”, escribió junto a imágenes que dan cuenta de una historia compartida entre dueña y mascota, testimonio del apego y la compañía que transcendió más allá de una simple mascota.
Esta noticia, aunque personal, provoca una reflexión sobre la intimidad en la era digital y los lazos que forjamos con seres que, aunque no son humanos, ocupan un lugar irremplazable en la vida familiar y emocional. Norman no solo era un símbolo de ternura para sus millones de seguidores, sino un confidente silente en días de fama y éxito. Su rostro, apareciendo en fotografias, videos y campañas, trascendió lo anecdótico: fue parte de la marca Jenner, una imagen que combinaba éxito, cariño y vida cotidiana.
A pesar de la atención mediática, las razones del fallecimiento de Norman no fueron reveladas. Jenner prefirió centrarse en el dolor y el agradecimiento por los años compartidos, dejando abiertas esas preguntas que toda pérdida inevitable plantea: ¿qué se oculta tras el silencio? ¿cuál es el espacio del duelo cuando la vida se exhibe en redes y pantallas?
Mientras las condolencias siguen confluyendo en sus perfiles y en los medios, la muerte de Norman invita a pensar no solo en la pérdida más allá del espectáculo, sino en cómo las vidas humanas y animales se entrelazan, dejando marcas indelebles. ¿Podrá Kylie Jenner, en medio del brillo y la fama, encontrar el consuelo que un compañero fiel siempre ofrece? El tiempo, al igual que el recuerdo de “mi dulce Normy”, dictará su respuesta.
