📸 Imagen cortesía Manuel Saldarriaga
¿Silbato en tensión para el Clásico Paisa?
Este domingo 26 de octubre, a las 6:30 p.m., el estadio Atanasio Girardot de Medellín será escenario del Clásico Paisa, ese duelo que siempre quema en la piel de la ciudad y su afición. Atlético Nacional recibe al Deportivo Independiente Medellín, dos rivales con historia y ahora con la tensión al límite.
La designación del árbitro Wilmar Roldán como juez principal desató murmullos inquietos, especialmente entre los hinchas de Nacional. Con una carrera que lo ha llevado a pitar en Copa Libertadores y Copas del Mundo, Roldán no es cualquier silbato. Pero su reciente historial cargado de tarjetas rojas contra Atlético Nacional ha sembrado dudas y suspicacias en el entorno verdolaga, aunque el club mantiene silencio al respecto.
No es casual que la Comisión Arbitral haya confiado esta tarea a alguien de su calibre. Con Medellín liderando la reclasificación anual con 78 puntos, y Nacional acechando muy de cerca con 71, la presión no solo está en las tribunas, sino también en el terreno de juego. Se espera un encuentro donde cada decisión arbitral pueda inclinar la balanza, en un clásico que, más allá de la pasión, significa mucho para las aspiraciones deportivas de ambos.
Acompañando a Roldán estarán Sebastián Vela y Fabián Orozco en las bandas, mientras Luis Picón y Mario Tarache operarán desde el VAR. Un equipo elegido no al azar, sino para manejar la carga emocional de un partido con tanto en juego, en un intento de dejar correr el balón, pero sin perder el control.
Por si fuera poco, el trasfondo económico añade otra capa a la contienda: Atlético Nacional es la plantilla más valiosa del fútbol colombiano, con un valor de mercado que ronda los 23,5 millones de euros, un dato que densifica la expectativa y el peso de cada jugada.
De esta forma, el clásico no solo será el choque de dos equipos, sino de historias, estrategias y presiones. La afición espera que el silbato sea justo y que el juego, pese a la tensión inherente, no pierda su fluidez. Pero la pregunta permanece: ¿podrá Wilmar Roldán mantener la ecuanimidad en un partido en el que cada decisión tendrá ecos más allá del césped?
