📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla. Video de la cuenta de X de Carlos Fernando Galán
¿Protestas bajo tensión?
Este viernes 24 de octubre de 2025, Bogotá se prepara para una jornada de manifestaciones que traen consigo más cuestionamientos que certezas.
A las cuatro de la tarde, la Plaza de Bolívar será epicentro de una movilización convocada por el presidente Gustavo Petro, con un mensaje de defensa de la soberanía, la dignidad y la paz, y como parte de su apuesta por una Asamblea Nacional Constituyente. Sin embargo, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, alzó una voz firme desde temprano en la mañana. Le pidió al presidente que garantice y exija a los manifestantes un compromiso claro: protestar sin violencia, sin vandalismo ni bloqueos. “Presidente, al ser usted quien convoca, pídale a la gente que se manifieste pacíficamente”, reclamó Galán en un claro intento por prevenir desbordes.
El trasfondo de esta advertencia no es meramente retórica. La ciudad aún guarda el recuerdo de recientes protestas en las que la violencia empañó el clamor ciudadano. El alcalde recordó especialmente el 17 de octubre, cuando cuatro policías resultaron heridos tras un ataque frente a la Embajada de Estados Unidos. Aquellos episodios calaron hondo en la opinión pública y elevaron la tensión entre manifestantes, autoridades y ciudadanos que buscan mantener la cotidianidad sin sobresaltos. No es un llamado vacío: Galán aseguró que, agotadas las vías del diálogo, la Fuerza Pública intervendrá para restaurar el orden cuando sea necesario.
Desde la alcaldía, se sostiene el compromiso con el derecho a la protesta pacífica y al respeto mutuo, pero la inquietud permanece. ¿Hasta dónde se permitirá la expresión pública sin que esta derive en bloqueo o disturbio? ¿Puede la ciudad garantizar la seguridad sin erosionar las demandas sociales? Las palabras de Galán dejan entrever una ciudad al filo, donde el agotamiento social convive con la urgencia política.
Mientras Bogotá se mobiliza, la pregunta queda en el aire: ¿será posible que estas marchas sean un acto genuino de diálogo o simplemente otro capítulo en la serie de conflictos que retumban en las calles? La incertidumbre no sólo recae sobre el minuto a minuto, sino sobre las estructuras profundas que sostienen la convivencia democrática. A partir de esta tarde, la capital no solo observa a sus gobernantes, sino también a sí misma, en busca de respuestas que trasciendan el ruido de la protesta.


