📸 Cortesía: D.R.A.
¿Sueño roto en Cali?
Alicia Stone buscaba un cambio, un destello de perfección que, este jueves 23 de octubre, se convirtió en su última batalla. Detective del Departamento de Policía de Nueva York con 13 años al servicio, de 40 años, llegó a Cali, Colombia, persiguiendo una promesa estética: una liposucción combinada con un levantamiento de glúteos mediante transferencia de grasa. Pero la transformación que anhelaba terminó en tragedia.
La mañana la encontró inconsciente en la habitación de un hotel, un refugio precario para la recuperación de una intervención que, en teoría, debería ser segura. Eran las 6:30 a.m. cuando una mujer notó la alarma y dio aviso. Alicia fue trasladada de emergencia a la Fundación Valle del Lili, un hospital de renombre en la ciudad, donde poco después fue declarada muerta, víctima de un paro cardíaco aún sin causas claras.
La detective, asignada a la Oficina de Asuntos Internos del NYPD, afrontaba esta operación bajo medicación anticoagulante y analgésicos, un detalle crucial que podrían afectar cualquier complicación quirúrgica. Su esposo y colega policial, Michael Stone, relata las últimas conversaciones con Alicia —una imagen de tranquilidad que contrasta con la incertidumbre del presente: “Hablamos el día anterior, estaba perfectamente bien”–, aunque nada pudo devolverla.
El dolor de Michael se mezcla con una imposición urgente: cuestiona la seguridad de la recuperación en un hotel, y no en un centro médico especializado. La autopsia que exige no es solo un trámite legal, sino la necesidad urgente de esclarecer un final abrupto. “Algo no cuadra”, reconoce él, con la voz cargada de sospechas y preguntas sin responder.
Este episodio abre muchas incógnitas. ¿Por qué una detective experimentada optó por un procedimiento estético tan ambicioso lejos de su país? ¿Cómo influyeron los medicamentos en su trágico desenlace? Y sobre todo: ¿quién responderá por el vacío dejado, por la confusión que empaña la muerte de alguien que nos protegía desde el otro lado del mundo?
Mientras tanto, la comunidad policial y la opinión pública en Nueva York y Cali aguardan que la verdad surja entre sombras y duelos. Porque esta muerte no es solo una estadística médica: es la historia de una mujer que luchó por reinventarse y que nos recuerda lo frágil de la vida detrás del uniforme enfrentando sus propias batallas. ¿Podrá la justicia y la medicina despejar el misterio que se llevó a Alicia Stone? El tiempo y la investigación serán las respuestas que quedan pendientes.


