📸 Cortesía: Reuters
¿El Caribe a merced del huracán?
Este 28 de octubre de 2025, Jamaica despertó bajo un manto de incertidumbre y devastación tras la llegada del huracán Melissa, que obligó a declarar el estado de desastre en el país.
Melissa, un huracán categoría 5, azotó la isla con una fuerza inédita. El primer ministro Andrew Holness no dudó en calificar el territorio como “zona catastrófica”, denunció la grave afectación en infraestructuras vitales, viviendas y hospitales, y alertó sobre los prolongados cortes de electricidad que dejaron sin suministro a más de medio millón de personas. Las parroquias occidentales, especialmente St. Elizabeth, quedaron sumergidas bajo aguas impetuosas, marcando la magnitud del daño causado. Ocho vidas se han confirmado perdidas, aunque las autoridades temen que la tragedia sea aún mayor en las zonas más inaccesibles. La respuesta inmediata apunta a restaurar servicios básicos y brindar apoyo a los miles que han perdido su hogar.
Melissa no solo hirió a Jamaica: Cuba y Haití también cargan el peso de su furia. En Haití, las inundaciones y el colapso de viviendas se cobraron más de cuarenta vidas, sumando al menos cuarenta y nueve muertes reportadas en toda la región caribeña. La tormenta sigue avanzando hacia el norte, alertando a las Bahamas, donde seis islas han sido evacuadas como medida preventiva ante su llegada inminente.
Desmond McKenzie, ministro de Gobierno Local de Jamaica, reconoció: “El país ha atravesado uno de sus peores periodos” y aseguró que los esfuerzos de recuperación se realizan de manera coordinada para devolver la normalidad a una nación partida en su esencia. Sin embargo, la vulnerabilidad recurrente de las naciones caribeñas frente a estos fenómenos revela la cruda realidad de un territorio expuesto, donde la fuerza de la naturaleza parece dictar un guion implacable.
Mientras los rescatistas trabajan contra reloj y la ciudadanía se aferra a la esperanza, queda la pregunta latente: ¿podrán estos países construir una resiliencia que no solo restablezca lo perdido, sino que prevenga futuras tragedias en un clima cada vez más adverso? La tormenta Melissa ha dejado claro que el Caribe aún está aprendiendo a resistir.
