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¿Renuncias inesperadas o coincidencias oportunas?
Este viernes 31 de octubre de 2025, en Antioquia, una sacudida silenciosa recorrió los pasillos del gobierno departamental: Carlos Ríos Puerta, director del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (DAGRAN), renunció a su cargo, sumándose a la dimisión reciente del secretario de Educación. Ambas salidas fueron aceptadas por el gobernador Andrés Julián Rendón, quien insiste en que no hay grietas en su gabinete.
Ríos Puerta, tras un periodo marcado por la gestión estratégica ante emergencias naturales, decidió apartarse para enfrentar nuevos retos profesionales. Por su parte, la sorpresiva renuncia del titular de la Educación también fue atribuida a motivos personales, desmintiendo así rumores de crisis o presiones internas. “Son decisiones individuales que simplemente coincidieron en el tiempo”, explicaron fuentes oficiales al periódico regional El Colombiano.
La Gobernación, consciente del vacío que dejan estos dos cargos clave, aún no anuncia sustitutos. Sin embargo, el despacho de Rendón asegura estar valorando perfiles que garanticen la continuidad y estabilidad que el departamento necesita. Mientras tanto, en un contexto tan delicado como el manejo del riesgo y la educación pública, la región observa con incertidumbre cómo se reacomodarán estas piezas de un tablero institucional vital.
La partida de Ríos Puerta deja al DAGRAN en una encrucijada: ¿quién asumirá la responsabilidad de prevenir y responder a futuros desastres naturales? La ciudadanía espera que en medio de estas renuncias simultáneas, el gobierno no dilate la búsqueda de líderes comprometidos. Porque en Antioquia, más que nombres, lo que está en juego es la eficacia de un Estado que debe responder sin titubeos.
¿Serán estas renuncias un simple cruce de caminos personales o el preludio de cambios más profundos? Por ahora, el silencio institucional invita a mirar más allá de las resignaciones formales y a cuestionar qué tan firme es el equilibrio en el poder regional. La gobernabilidad, como siempre, se mide en la capacidad de mantener el rumbo sin perder de vista a las personas que desde sus cargos impactan cada día en la vida de la gente.


