Trump y Xi Jinping hacen las paces (por ahora)

📸 Imagen cortesía: Imagen de referencia. Creada con IA
[¿Tregua o pausa?]

Este jueves 30 de octubre de 2025, tras seis años de silencio directo, Donald Trump y Xi Jinping volvieron a encontrarse en Busan, Corea del Sur, en un gesto que podría reconfigurar el tenso tablero comercial global.

En la tarde de ese día, los presidentes de Estados Unidos y China sellaron un acuerdo que busca detener la escalada arancelaria que marcó el último año. Estados Unidos se comprometió a bajar del 20% al 10% los aranceles sobre productos ligados al fentanilo, mientras recortará otros impuestos del 57% al 47%. Por su parte, China suspenderá por un año sus restricciones a la exportación de tierras raras, esos minerales estratégicos sin los cuales la tecnología occidental se ve comprometida. Además, Xi Jinping aseguró que se abrirán negociaciones para comprar energía estadounidense, incluso petróleo y gas de Alaska, y “enormes cantidades” de soja, apoyo que los agricultores norteamericanos aguardaban con esperanza.

Este cónclave llega después de un prolongado distanciamiento diplomático, donde las pugnas comerciales erosionaron no solo los mercados sino la confianza mutua. Sin embargo, más allá del alivio temporal, ambos líderes esquivaron la confrontación directa sobre Taiwán, dejando en el aire uno de los capítulos más delicados de su relación. Apenas si Trump mencionó un propósito común: “trabajaremos juntos para poner fin a la guerra en Ucrania”.

En medio de saludos protocolarios y elogios recíprocos —Trump llamó a Xi “un gran líder”— se insinúa más una tregua cautelosa que un deshielo genuino. Las bolsas celebraron con récords históricos, pero detrás de esos números, la duda persiste: ¿hasta cuándo durará esta pausa? ¿Podrá esta aparente armonía devolver la estabilidad a un sistema global tan interdependiente como frágil?

Mientras tanto, la comunidad internacional observa, consciente de que esta reunión en Busan puede ser un punto de inflexión o simplemente otro episodio más en la compleja danza entre dos potencias mundiales, donde el tablero no solo es comercio, sino también influencia y poder.

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