La cámara recuperó a su presidente

📸 Imagen cortesía: Imagen tomada de la cuenta de X de Julián López, presidente de la Cámara de Representantes
¿Voz silenciada, poder recuperado?

Este martes 4 de noviembre de 2025, en el corazón de Bogotá, Julián López volvió a ocupar la presidencia de la Cámara de Representantes de Colombia. Sin embargo, no fue un regreso sencillo; llegó en medio de la controversia por una sanción impuesta por su propio partido, La U, que pretendió limitar sus derechos de voz y voto en las sesiones plenarias.

La crisis había estallado apenas unos días antes, el 29 de octubre, cuando la dirección nacional de La U sancionó a López alegando que promovía una disidencia interna conocida como la “Nueva U”. Bajo esa acusación, le retiraron sus derechos parlamentarios por tres meses, una movida que el propio López calificó como un ataque “altamente delicado” y una amenaza directa a la pluralidad política en Colombia. No tardó en anunciar que llevaría su caso a instancias internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, buscando denunciar lo que considera un silenciamiento de las voces disidentes dentro de su partido.

Frente a este telón de fondo, la Cámara realizó un análisis jurídico interno que determinó una línea roja: una sanción partidaria no puede interferir con la autonomía constitucional del Congreso. Así, se concluyó que López podría retomar pleno ejercicio de sus funciones como jefe de la corporación, aunque con la limitación de no intervenir en debates ni en votaciones, para asegurar un equilibrio entre su sanción interna y su rol institucional.

López, en declaraciones a medios nacionales, sostuvo con firmeza: “Después de un análisis jurídico correspondiente, ha quedado plenamente establecido que ninguna sanción partidaria puede afectar la autonomía del Congreso ni la legitimidad de esta presidencia.” Esta interpretación legal reafirma un principio básico inscrito en la Constitución de 1991: aunque los partidos políticos mantienen potestades disciplinarias sobre sus miembros, no pueden inhabilitar funciones que impacten la autonomía del poder legislativo.

Así, en un escenario de tensiones internas y resquebrajamientos partidarios, Julián López volvió a la mesa directiva de la Cámara, simbolizando no solo un triunfo personal, sino también un llamado a la reflexión sobre los límites de la disciplina partidaria y la independencia de las instituciones democráticas.

¿Podrá esta resolución marcar un punto de inflexión en la relación entre partido e institución? ¿O seguirá la política colombiana encadenada a disputas que relegan el diálogo en favor del poder? Por ahora, la mirada está puesta en la Cámara, mientras crece el debate sobre cuánto espacio debe concederse a la discrepancia en un sistema que, supuestamente, se sostiene en la pluralidad.

Comparte en tus redes sociales

Facebook
X
WhatsApp