📸 Imagen cortesía
Justicia para un inocente silente
En Sonsón, Antioquia, el eco de un silencio roto.
El pasado fin de semana, en una apartada vereda del municipio de Sonsón, la brutal agresión contra un perro estremeció no solo a esta comunidad del Oriente Antioqueño, sino a toda la nación. Fernando Oviedo, el hombre señalado de propinar golpes despiadados al animal que buscaba solo un gesto de compasión, decidió entregarse a las autoridades tras días marcado por la búsqueda y la creciente indignación social.
El video que aterrorizó las redes sociales no dejaba lugar a dudas: manos y pies convertidos en instrumentos de violencia, un cuerpo animal arrojado contra la tierra con fuerza fatal. Ese momento, captado con crudeza, desató una oleada de rechazo popular que reclamó, desde lo más profundo, justicia para la víctima que no pudo alzar su voz.
Ante esta conmoción, la Gobernación de Antioquia reaccionó con contundencia. Una recompensa de 50 millones de pesos fue puesta sobre la mesa para quien proporcionara información que permitiera encontrar a Oviedo, quien había sido reportado en varias zonas limítrofes, incluso en el Sur de Bolívar. Andrés Julián Rendón, gobernador de la región, cuestionó con vehemencia cómo la brutalidad pudo instalarse en el corazón de un hombre, llamando a la reflexión sobre la empatía perdida.
Las fuerzas del orden desplegaron operativos en coordinación con municipios vecinos, mostrando una respuesta institucional ágil frente a la presión ciudadana, que no ha cesado de exigir un proceso justo y transparente. Ahora, la Fiscalía tiene en sus manos la responsabilidad de aclarar los hechos y medir la responsabilidad penal de quien protagonizó este acto que golpea la conciencia colectiva.
¿En qué medida responderá nuestro sistema judicial ante la violencia contra los más vulnerables? Este caso plantea una pregunta que trasciende a Sonsón, incitando a una reflexión profunda sobre los valores y el respeto que debe imperar en una sociedad en la que lo frágil también merece protección. Mientras la justicia avanza, el silencio roto en esa vereda antioqueña sigue resonando como un llamado urgente a la humanidad perdida.


