📸 Imagen cortesía estadosunidos.embajada.gov.co
¿Una foto, una crisis?
Este domingo 9 de noviembre de 2025, Colombia despertó con la noticia de una controversia diplomática que sacudía las relaciones con Estados Unidos.
En Washington, un documento apodado “La Doctrina Trump” apareció en una imagen oficial de la Casa Blanca que pronto recorrió medios colombianos. En la fotografía —tomada el 21 de octubre durante una reunión privada en el Salón Oval que reunió a figuras del entorno del expresidente Donald Trump, como los senadores Lindsey Graham y Mike Lee y el subjefe de gabinete James Blair— se mostraba un folio con el polémico título. La novedad: con la ayuda de inteligencia artificial, aparecían las fotos del presidente Gustavo Petro y del venezolano Nicolás Maduro vestidos con uniformes naranja, típicos de prisioneros estadounidenses.
Este hallazgo, lejos de ser una simple anécdota gráfica, detonó una crisis. La “Doctrina Trump”, firmada por el senador colombo-estadounidense Bernie Moreno, describe una estrategia de cinco pasos que incluye sanciones contra Petro, su familia y allegados, el etiquetado de grupos armados colombianos como terroristas extranjeros e investigaciones sobre supuestos financiamientos irregulares durante la campaña presidencial. La imagen, filtrada públicamente, abrió un grave problema de confianza y respeto diplomático entre ambas naciones.
La respuesta del presidente Petro fue rápida y contundente. Desde sus redes sociales, calificó la filtración como “un irrespeto brutal al pueblo que me eligió y a la nación colombiana”. Exigió al gobierno estadounidense explicaciones claras sobre cómo un documento con una representación tan humillante —presentarlo como preso junto a Maduro— salió a la luz oficial. Para Petro, más allá de un agravio personal, se trataba de una afrenta a la soberanía y dignidad del país, que pone en riesgo el tejido de las relaciones bilaterales.
Este incidente no solo revela la persistente tensión política bajo la superficie de la diplomacia tradicional, sino que también cuestiona la ética de una estrategia que mezcla sanciones, estigmatización y vigilancia sobre líderes electos. ¿Podrá la relación entre Colombia y Estados Unidos superar este episodio de desconfianza pública? ¿Cómo afectará esta fractura la cooperación en temas clave regionales?
Mientras las autoridades de ambos lados enfrentan la presión de esclarecer hechos y evitar la escalada, la ciudadanía colombiana queda suspendida entre la indignación y la incertidumbre, preguntándose si la soberanía nacional podrá resistir las confrontaciones políticas a través de imágenes y estrategias de poder.


