Murió presunto fletero herido tras persecución y balacera en el centro de Medellín

📸 Imagen cortesía Freepik
¿Justicia entre balas?

Este martes 11 de noviembre, Medellín lloró la pérdida de un joven tras una violenta persecución en su centro.

El 4 de noviembre, en el barrio Castilla, un hurto violento de una motocicleta desencadenó una cacería policial. Dos hombres a bordo de una Yamaha N-Max desataron una balacera con la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá en la Carrera 50A con Calle 57. En medio del intercambio de disparos, Wilmar Stiven Cano Gómez, de apenas 22 años, resultó gravemente herido y capturado junto a su cómplice.

Durante una semana, Cano luchó por su vida en un hospital de la ciudad. Sin embargo, las heridas por arma de fuego que recibió aquel día le arrebataron la posibilidad de una segunda oportunidad. Su acompañante, todavía bajo investigación, enfrenta ahora el peso de las preguntas abiertas que deja este episodio.

No fue solo un choque entre delincuencia y autoridad; fue un reflejo crudo de un ciclo de violencia que desgarra las calles de Medellín. La escena en Castilla, un barrio que conoce bien la precariedad, evidencia cómo la urgencia de capturar muchas veces se mezcla con la tragedia humana.

“La prioridad es proteger la vida, pero situaciones así nos recuerdan la dificultad de equilibrar justicia y seguridad”, señaló un vocero de la Policía Metropolitana.

Mientras la ciudad sigue contando sus heridas, queda la incógnita: ¿podrá alguien romper verdaderamente este círculo de violencia que consume a su juventud? A partir de ese 4 de noviembre, la pregunta quedó suspendida en el aire: ¿hasta cuándo este juego de persecución sin final definirá los destinos de tantos jóvenes?

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