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¿Adiós a La Equidad, un ícono de Bogotá?
Un adiós que duele.
Este miércoles 12 de noviembre de 2025, en el estadio Metropolitano de Techo, Bogotá, La Equidad disputó su último partido frente al Deportivo Pereira. Fue el epílogo de un capítulo que duró más de cuarenta años defendiendo un escudo, unos colores y un sueño asegurador en la primera división del fútbol colombiano.
La Equidad, ese club que desde 1982 caló hondo en el alma deportiva de la capital, desapareció oficialmente para dar paso a un nuevo proyecto: Internacional de Bogotá. Esta metamorfosis no es azarosa ni apenas una renovación superficial; es el resultado de la compra del club a comienzos de 2025 por el Grupo Tylis-Porter, un consorcio estadounidense liderado por empresarios y figuras del deporte y el espectáculo, entre ellos Ryan Reynolds y Rob McElhenney. La nueva directiva se comprometió a transformar la identidad total del club: cambiar el nombre, los colores, el escudo… un cambio radical que entrará en vigor desde la temporada 2026, aunque manteniendo la sede en Bogotá y el cupo en la Liga BetPlay.
“Vivamos juntos el cierre de una historia que marcó al fútbol colombiano… Hagamos de esta despedida un recuerdo eterno”, rezaba el comunicado oficial difundido en redes sociales. Esa noche, la hinchada, con esa fidelidad inquebrantable que solo el deporte puede provocar, acompañó con homenajes, desfiles de camisetas históricas y lágrimas silenciosas la salida definitiva de los legendarios verde y blanco, que ya forman parte del pasado.
Pero esta transformación no es un fenómeno aislado. En el entorno del fútbol colombiano, equipos con raíces profundas también han cambiado de nombre y ciudad: Alianza Petrolera se convirtió en Alianza Valledupar, Cortuluá en Inter de Palmira y Valledupar FC hoy juega bajo el nombre de Real Cundinamarca en Bogotá. ¿Qué significa esta tendencia? Más allá del rebranding, de las estrategias comerciales o los cambios de inversionistas, emergen preguntas sobre la identidad y el arraigo popular de estos clubes que, paso a paso, dejan atrás su historia para reinventarse en mercados distintos.
¿Hasta qué punto la modernización justifica sepultar tradiciones? ¿Podrá Internacional de Bogotá honrar el legado que La Equidad construyó durante décadas? La ciudad observa atenta. La afición, más allá del nombre o el color, espera que el fútbol en Bogotá conserve alma y no solo dinero. Mientras tanto, el vacío dejado por La Equidad seguirá latiendo en los recuerdos y en las gradas del Metropolitano de Techo.
Porque en el fútbol, como en la vida, el cambio es inevitable, pero lo que permanece es la razón por la que tantas voces cantan y sueñan juntos. ¿Podrá la nueva era responder a ese anhelo? Solo el tiempo lo dirá.


