Refuerzan presencia militar en Briceño tras asonada relacionada con disidencias de las Farc

📸 Imagen cortesía D.R.A
¿Militarización en Briceño: ¿paz o batalla anunciada?

La noche del martes 11 de noviembre de 2025, el silencio inquieto del corregimiento Travesías, en el norte antioqueño, se vio quebrado por una oleada de tensión y ruido de botas. Cerca de 200 personas, convocadas o coaccionadas bajo la sombra de las disidencias de las Farc, rodearon a los militares para impedir la evacuación de dos capturados vinculados a delitos graves en la región.

Fue entonces cuando el Ejército Nacional, junto a la Policía, reforzó su presencia en Briceño, enviando contingentes adicionales para preservar el orden público en medio de una crisis que no cesa. Entre los detenidos, figuran alias “Tatareto” y “El Gordo”, señalados por su participación en desplazamientos forzados, amenazas, extorsiones contra trabajadores de Hidroituango y la instalación de explosivos en vías rurales. No menos importante, en la misma operación fue rescatado un habitante que permanecía secuestrado, víctima de esta escalada de violencia que ha obligado a más de 2.100 personas a abandonar sus hogares solo en octubre.

Dicen fuentes oficiales que fue la presión de las disidencias del frente 36 de las Farc la que orquestó la movilización social forzada de la comunidad, en un intento palpable por bloquear la acción de las fuerzas armadas. Junto a los ya mencionados, alias “Pirry”, un hombre clave en la logística de esta estructura ilegal, también fue capturado y puesto a disposición de la Fiscalía General.

Desde la esfera gubernamental, el ministro de Defensa Pedro Sánchez no eludió la gravedad de la situación: la violencia recrudece y la disputa territorial entre el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc – vinculada a economías ilícitas como narcotráfico y minería ilegal – obliga a una militarización extendida, no solo en Briceño sino en municipios vecinos. La llegada de 200 soldados adicionales subraya la intención del Estado de recuperar el control, aunque el terreno social y político permanece en una frágil incertidumbre.

¿Podrá el refuerzo militar sembrar estabilidad o solo prolongará el ciclo de miedo y desplazamiento? Las heridas abiertas en este rincón de Antioquia denuncian, más allá de un operativo, un vacío institucional y un desafío aún sin respuesta clara. El tiempo dirá si esta noche de noviembre marca un punto de quiebre o simplemente un nuevo capítulo en una historia dolorosa y compleja.

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