📸 Imagen cortesía Fiscalía General de la Nación
¿Infancia fracturada en San Andrés?
Un silencio roto por el dolor.
San Andrés de Cuerquia, Antioquia, 26 de septiembre de 2025. Luz Ferney Lopera Bedoya, una maestra de preescolar, fue enviada a prisión tras ser imputada por la Fiscalía General de la Nación por actos sexuales violentos agravados contra varias niñas de apenas 4 y 5 años. La gravedad del caso no solo reside en el delito, sino en la traición que implica: una educadora —figura de confianza y cuidado— convertida en presunta agresora.
Las denuncias emergieron a finales de 2024 y principios de 2025 en un jardín infantil local, cuando una madre percibió cambios inquietantes en el comportamiento de su hija. Al acudir a las autoridades, se desencadenó una cadena de testimonios similares que apuntaban hacia la misma persona. La Fiscalía, con minucioso trabajo, recolectó evidencias que apuntan a que Lopera Bedoya habría explotado su posición de autoridad para realizar tocamientos sexuales a menores, vulnerando así no solo cuerpos, sino la frágil confianza depositada por familias enteras.
“La Fiscalía presentó material probatorio suficiente que permitió al juez imponer la medida de aseguramiento en centro carcelario. Se demostró la existencia de distintas conductas agresivas y de índole sexual perpetradas bajo el rol docente, una posición de especial confianza”, explicó un representante de la Unidad Especial de Investigación de Delitos contra Niños, Niñas y Adolescentes en Antioquia. Estos hechos son un llamado urgente a revisar la vigilancia y protección dentro de las instituciones educativas, sobre todo en edades tan sensibles.
Lopera Bedoya niega todas las acusaciones y su defensa espera esclarecer los hechos conforme a la ley. Sin embargo, mientras avanza el proceso judicial y la investigación, el daño causado a las víctimas permanece intangible, abierto, y difícil de reparar. ¿Cómo reconstruir la inocencia dañada cuando la fuente de cuidado se convierte en amenaza? La justicia busca respuestas, pero las heridas tienen memoria propia.
