📸 Cortesía: Twitter oficial Nueva EPS.
[ACUERDOS EN BATA BLANCA]
Una deuda que pesa y una esperanza que se firma.
Bogotá, 2 de julio de 2025. En una sala donde se define el futuro sanitario de Caldas, la Dirección Territorial de Salud y la Nueva EPS sellaron un acuerdo trascendental para mitigar una crisis que se arrastra desde hace años. La recuperación inmediata de 10 mil millones de pesos fue el primer paso concreto para evitar que la red hospitalaria del departamento, agobiada por una deuda que supera los 679 mil millones al cierre de 2024, enfrentara un colapso irreversible.
La conversación se dio entre Natalia Castaño, directora Territorial de Salud de Caldas, y Bernardo Camacho, interventor de la Nueva EPS, en una negociación que fue más que cifras: fue el intento de sostener la vida misma. Se definieron no solo los montos a recuperar, sino también la creación y activación de nuevas estrategias para garantizar el suministro de medicamentos. Además, se comprometieron a retomar las mesas de conciliación, espacios que parecían haberse perdido en el tiempo y sin los cuales resulta imposible asegurar la continuidad de la atención en hospitales públicos y privados.

“Es un balance muy positivo para el departamento, tanto en términos de recuperación de cartera, como de establecimiento de compromisos para avanzar en conciliaciones y en la continuidad de la prestación de servicios”, señaló Castaño, consciente de que la batalla apenas comienza.
No obstante, quedan puntos pendientes. Municipios como Neira y Villamaría enfrentan aún dificultades para cerrar las cuentas, lo que presagia que el monto total recuperable podría ser mayor. Carlos Alberto Piedrahíta, gerente del Hospital Departamental Santa Sofía, llamó a la responsabilidad y cumplimiento efectivo de lo acordado, porque en esta ecuación no solo están los números, sino las vidas que dependen de ellos.
Así, mientras se afinan los compromisos, Caldas se encuentra en una encrucijada que revela, una vez más, la fragilidad de un sistema cuya sostenibilidad exige urgentes y constantes ajustes. ¿Podrán estas mesas de conciliación, olvidadas por tanto tiempo, convertirse en el cimiento que sostenga la salud pública en el departamento? Por ahora, queda la firma y la promesa. Pero el reloj avanza, y con él, la imperiosa necesidad de que la salud no se quede al margen de las cuentas.