📸 Imagen cortesía Policía Metropolitana
¡Alerta en las alturas!
Este agosto, en plena edición 68 de la Feria de las Flores, el Aeropuerto Internacional José María Córdova, la principal puerta de entrada a Medellín, no sólo recibió turistas: también despertó la vigilancia de una fuerza internacional sin precedentes.
Desde inicios de mes, y con intensidad durante todo el evento, unidades élite de la Policía Nacional, Migración Colombia, INTERPOL y con apoyo de organismos como Homeland Security Investigations (HSI) de Estados Unidos, han desplegado una estrategia rigurosa para proteger a residentes y visitantes. Equipos especializados en infancia, turismo, investigación criminal y análisis digital escanean cada movimiento para impedir que delincuentes disfrazados de turistas crucen la frontera.
¿El motivo? Evitar que amenazas transnacionales empañen la fiesta y garantizar que la Feria de las Flores se viva con total tranquilidad. En palabras de un vocero policial, “Estamos blindando a Medellín frente a amenazas transnacionales para que la Feria de las Flores se viva con total tranquilidad”, destacando especialmente la protección de la población vulnerable, en especial niños y adolescentes.
Esta medida cobra especial sentido tras recientes tensiones: el 5 de agosto, un dron no identificado obligó a suspender temporalmente las operaciones aéreas, evidenciando los riesgos latentes. Con herramientas tecnológicas como el Sistema de Evaluación Nacional de Pasajeros (ENMEC) y Angel Watch —que detecta personas vinculadas a delitos sexuales o criminalidad internacional—, los oficiales han afinado la identificación de perfiles sospechosos y la verificación de antecedentes.
Migración Colombia ejecuta controles constantes en la terminal, y ante cualquier indicio de riesgo, actúa con inadmisión y alerta inmediata a las autoridades del país de origen, tejiendo una red preventiva y colaborativa.
Así, en este agosto donde la ciudad florece y recibe miles de visitantes, la seguridad aérea y migratoria no es un detalle menor: es un escudo necesario que busca serenidad y confianza en medio de la gran celebración.
¿Podrá esta vigilancia evitar que la sombra de la delincuencia cruce el umbral? Por ahora, Medellín se prepara para dejar atrás las incertidumbres y vivir una feria segura, con la fuerza de la cooperación internacional como aliada insoslayable.