📸 Cortesía: Canva Pro
AJUSTES QUE SACUDEN EL RELOJ LABORAL
Este martes 15 de julio, Colombia abrió un nuevo capítulo en su regulación laboral.
Desde esta fecha, la Ley 2466 de 2025 empezó a transformar el pago por trabajo nocturno, dominical y festivo, en un intento claro por dignificar el esfuerzo que muchos trabajadores reservan para los horarios menos amigables. El recargo dominical y festivo escaló al 80% sobre la hora ordinaria, con nuevas subidas ya pactadas: 90% en julio de 2026 y, para el año siguiente, la retribución llegará al 100%. Un anhelo de justicia económica que el Congreso consolidó y que obliga a repensar los esquemas salariales en empresas de todo el país.
Pero no es sólo cuestión de dinero. La jornada laboral retrajo su extensión a 44 horas semanales, un descenso progresivo desde las 46 horas vigentes en 2024. Esta norma, que no admite flexibilización ni trato preferencial, propone que el tiempo dedicado al trabajo deje menos espacio para la vida personal. En palabras del Ministerio de Trabajo, la obligación se cumple con resistencia: a día de hoy, un 61,2% de las compañías han ajustado sus horarios conforme al mandato, mientras que un preocupante 21,4% permanece inmóvil.
¿Cómo impacta en la operación diaria? Sectores como vigilancia, salud, transporte, comercio y call centers sienten el pulso de esta reforma con mayor intensidad. No sólo deben reconfigurar turnos y rutas, sino también afrontar mayores costos que, a veces, significan la contratación de más personal. El madrugón nocturno se amplió: las horas gravadas con recargo nocturno ya arrancan a las 7:00 p.m., no a las 9:00 p.m. como antes, lo que ahonda la carga financiera.
Acrip, la Federación Colombiana de Gestión Humana, advierte que la factura laboral será significativamente mayor y que esta transformación podría arrastrar a más ajustes dentro del mercado. Sin embargo, muchos colegas y analistas se cuestionan si detrás del intento de proteger el trabajo se esconde la sombra de costos empresariales que podrían desencadenar despidos o precarización.
A partir de hoy, la relación entre empleadores y trabajadores entra en una fase de transición y tensión: ¿será posible equilibrar el respeto a los derechos laborales con la sostenibilidad empresarial? La respuesta se irá construyendo en las nóminas y turnos de los colombianos, mientras la sociedad observa cómo estos cambios, claros en el papel, laten en las vidas cotidianas.