📸 Cortesía: RTVE
¿Melissa, tormenta sin clemencia?
Una sombra furiosa se cierne sobre el Caribe. Este miércoles 29 de octubre de 2025, el huracán Melissa, categoría 5, mantiene en máxima alerta a Cuba y las Bahamas tras dejar una estela de muerte y destrucción en Jamaica.
El fenómeno, con vientos que superan los 280 kilómetros por hora según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, ha sido calificado como uno de los ciclones más intensos de la historia reciente en el Atlántico. Jamaica fue la primera en sentir su furia la madrugada del 28 de octubre, cobrándose la vida de siete personas y provocando cortes masivos de energía, deslizamientos y marejadas ciclónicas de más de cuatro metros. La especialista Anne-Claire Fontan, de la Organización Meteorológica Mundial, no dudó en tildarlo como “la tormenta del siglo”.
Ante esta amenaza que avanza hacia Cuba y las Bahamas, las autoridades en ambos territorios actúan con rapidez. En las provincias orientales de Cuba —Guantánamo, Holguín y Santiago de Cuba— más de 600.000 personas han sido evacuadas. Se ha cerrado temporalmente la actividad portuaria y marítima, y se han reforzado los operativos en hospitales, conscientes del peligro inminente de lluvias torrenciales que podrían alcanzar hasta 500 milímetros, así como de cortes prolongados en el suministro eléctrico. En las Bahamas, los esfuerzos se centran en asegurar refugios y proteger infraestructuras en las islas del centro y sureste del archipiélago.
La movilización no se detiene en las respuestas nacionales. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, junto con la Cruz Roja, ha desplegado suministros esenciales: agua potable, kits médicos y otros recursos para mitigar el impacto en zonas vulnerables. Jens Laerke, portavoz de la ONU, detalló que la agencia mantiene una vigilancia estrecha y está lista para ampliar la ayuda si la tormenta provoca más daños.
Melissa no es sólo una fuerza de la naturaleza; es un recordatorio de la fragilidad de comunidades enteras frente al cambio climático y la necesidad de preparación constante. Mientras el huracán avanza, desde la devastada Jamaica hasta las puertas de Cuba y las Bahamas, la incertidumbre y el miedo se mezclan con la esperanza de que las medidas preventivas sean suficientes.
¿Podrá la resiliencia humana contener la furia que trae Melissa? El Caribe aguanta la respiración, consciente de que esta tormenta dejará marcas difíciles de borrar.


