📸 Imagen cortesía: Cuenta de instagram María Claudia Tarazona
¿Amor y resistencia en plena tormenta?
La noche del miércoles 9 de julio de 2025, las redes sociales se convirtieron en un refugio de esperanza y solidaridad en Colombia. María Claudia Tarazona, esposa del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, compartió un mensaje cargado de amor y valentía, acompañado de un video en el que Uribe exhorta a no rendirse pese a la adversidad.
El video, grabado días antes, recoge una reflexión profunda: “Les quiero insistir en que hay que ser resilientes y perseverantes. Muchas personas renuncian a sus sueños cuando tienen un fracaso o una pérdida, y es ahí donde se demuestra el talante; cuando se sientan en el peor momento, es ahí donde sacan la fuerza para triunfar, no se rindan”. Palabras que resuenan con más fuerza tras el atentado sufrido por Uribe el 7 de junio en un acto político en el barrio Modelia, localidad de Fontibón en Bogotá, donde fue gravemente herido con un disparo en la cabeza.
Desde aquella madrugada trágica, Miguel Uribe permanece en la Fundación Santa Fe de Bogotá, hospitalizado en estado crítico. La Unidad de Cuidados Intensivos vigila cada uno de sus movimientos, con soporte ventilatorio mecánico y bajo sedación, mientras médicos especializados lo someten a diversos procedimientos que han permitido una leve estabilidad hemodinámica, aunque el pronóstico sigue siendo reservado.
En medio del silencio hospitalario, el mensaje de María Claudia ha encendido una ola de apoyo y cariño en la ciudadanía y en diversas figuras públicas que han manifestado su solidaridad. Es un llamado no solo a acompañar a una familia golpeada, sino a reconocer la fragilidad humana que habita tras figuras públicas robustas y a la vez, la fuerza de quienes deciden enfrentar la adversidad con amor y esperanza.
Mientras el país observa con incertidumbre y empatía, queda la pregunta en el aire: ¿cómo se sostendrá la lucha política y personal de Miguel Uribe en los días venideros? Lo que sí es cierto es que su familia, como ella misma afirma, no se rinde. Y en ese repliegue de emociones, Colombia parece encontrar un espejo donde mirarse, para comprender que la verdadera batalla muchas veces no está en las urnas, sino en la resiliencia frente al dolor profundo.
