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# Voces del arte condenan el atentado a Miguel Uribe: cuando la violencia irrumpe en la política
La sombra de la violencia volvió a cruzar el sábado 7 de junio la escena política en Bogotá. En un parque del barrio Modelia, localidad de Fontibón, un ataque armado dejó gravemente herido al senador y precandidato presidencial por el partido Centro Democrático, **Miguel Uribe Turbay**. Tres balazos y una cirugía que se extendió por cuatro horas en la Fundación Santa Fe marcaron el trágico episodio.
Este acto no solo sacudió las instituciones, sino también a la sociedad civil y al mundo artístico. Reconocidos músicos colombianos alzaron la voz para expresar su rechazo y solidaridad. Desde el rock y el pop hasta la música folclórica, figuras como **Juanes**, **Maluma**, **Morat**, **Adriana Lucía** y **Carlos Vives** usaron sus miles de seguidores en redes sociales como megáfono de un clamor común: la violencia no puede ser el camino.
«Como me duele Colombia en este momento… No es justo, no es necesario llegar hasta aquí», escribió Juanes abiertamente en su cuenta. La tristeza se tradujo en un mensaje que busca sobreponerse al miedo y la rabia: “Mi solidaridad con Miguel Uribe y toda su familia”. En una atmósfera cargada de incertidumbre, el cantante recuerda la vulnerabilidad y el anhelo de paz que la sociedad colombiana vive cada día.
Paralelamente, Maluma, con más de 60 millones de seguidores en Instagram, compartió su pesar: “Muy triste levantarme y ver las noticias tan delicadas de mi país. Mucha fuerza a la familia del señor Miguel Uribe. Con mucha fe y oración seguro saldrá adelante”. Su mensaje no solo es una expresión personal, sino un reflejo del sentir colectivo, atrapado entre la violencia y la esperanza.
Los sonidos de Morat se alzaron en un rechazo claro y firme: «Sentimos mucho el atentado contra Miguel Uribe. Toda la fuerza a su gente, amigos y familia. Rechazamos categóricamente cualquier acto de violencia. Nada justifica la violencia y como colombianos nuestra historia debería ser siempre lección, nunca predicción». En esta declaración, se revelan las heridas que una repetida violencia abierta inflige a la memoria histórica del país y a su futuro político.
Más allá de la urgencia del momento, estas voces artísticas ponen en cuestionamiento el espacio que merece la violencia en la Colombia contemporánea. ¿Hasta cuándo la política deberá someterse a la amenaza del terror? ¿Qué mensaje envía este atentado, si incluso quienes inspiran con su arte alzan su palabra para repudiar la sangre? A partir del 7 de junio, el país no solo busca sanar a un líder herido, sino también a toda una nación que enfrenta el desafío de desterrar la violencia como método de disputa democrática.
En medio de la crítica y la conmoción, el llamado que surge no es solo al Congreso o a las autoridades, sino a cada colombiano que observa cómo la sombra violenta dibuja un futuro incierto. ¿Podrán la música, el arte y la sociedad ser el antídoto frente a un ciclo de violencia que parece ensordecer cualquier diálogo? Las palabras de estos artistas nos recuerdan que detrás de un atentado hay vidas, familias, un tejido social en riesgo. Y también que la esperanza no puede quedar silenciada.