Junto a Saleh Mirhashmi, campeón nacional de karate iraní, fueron condenados a muerte otros dos hombres por el delito de ‘moharabeh’ o guerra contra Dios. Sin embargo, asociaciones de derechos humanos indican que los tres hombres eran inocentes de esas acusaciones y que, además, fueron torturados.
Tanto Mirhashmi como Saeed Yaqoubi y Majid Kazemi fueron ejecutados la semana pasada en Irán después de ser sindicados como responsables por la muerte de un oficial de policía en medio de las protestas de noviembre del año pasado en el país. Los condenados fueron incriminados, según reclamaciones populares.
Amnistía Internacional (AI) y la Unión Europea requirieron a este país que pusiera un alto a la pena de muerte y a las ejecuciones públicas de este tipo. Además, AI denunció que para el juicio en el que fueron condenados, los jóvenes fueron obligados a dar confesiones forzadas.
Mirhashmi y los otros dos hombres no han sido los únicos condenados por presuntos crímenes durante las protestas del año pasado. Estas se dieron a raíz de la tortura y asesinato extrajudicial de la joven de 22 años Mahsa Amini a manos de la policía islámica. A Amini la habían detenido por no llevar bien puesto su yihab.
Las protestas a día de hoy han dejado más de 500 personas muertas y miles de detenidos. En los últimos meses se detuvieron, en consecuencia de las duras acciones del régimen iraní, pero unas menos fuertes volvieron a generarse tras la ejecución de estos tres hombres.
