Foto: Palacio Eliseo
Este lunes, el presidente francés Emmanuel Macron retomó su posición frente al establecimiento de la eutanasia en el país, después de haber propuesto un proyecto de ley hace un año, el cual aún no ha sido debatido. Actualmente, la muerte asistida no es legal en Francia, y los ciudadanos que quieran someterse a ella deben viajar a otros países de la región.
Para el mandatario francés, la idea de este proyecto es “apoyar el final de la vida” a través de una “conciliación entre la autonomía del individuo y la solidaridad de la Nación”. Hasta el momento, la única legislación vigente sobre el tema en Francia es una “eutanasia pasiva”, la cual permite la sedación de pacientes en estado terminal que ya estén en el final de su vida, para morir de forma natural con el menor sufrimiento posible.
Este nuevo proyecto propuesto por Macron implica tres condiciones: que el ciudadano sea mayor de edad, poder discernir plena y completamente, y padecer una enfermedad incurable de pronóstico vital a corto o medio plazo y padecimiento refractario. Menores de edad y personas con enfermedades psiquiátricas no podrán ser sujetos de esta práctica.
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El presidente aseguró que la redacción de este texto se realizó en conjunto entre el Comité Consultivo Nacional de Ética y la Convención Ciudadana que dio sus opiniones a nivel general entre los ciudadanos franceses sobre el derecho a una muerte digna. Aseguró, además, que “constará de una primera parte sobre cuidados paliativos, una segunda sobre los derechos de los pacientes y cuidadores, y una tercera sobre la asistencia al morir”.
Los únicos países en el mundo que, hasta ahora, han adquirido leyes y resoluciones a favor del acceso a la eutanasia o muerte asistida son Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Suiza (muerte asistida), Canadá, Colombia, Ecuador, Nueva Zelanda, España, algunos estados de Australia, y Alemania y Austria (eutanasia pasiva).