¡Atención! Estas son las interrupciones programadas de acueducto en Medellín y Bello

📸 Imagen cortesía
¿Agua a cuenta gotas?

Desde la noche del miércoles 20 hasta la madrugada del viernes 22 de agosto de 2025, más de 50,000 usuarios en Medellín y Bello enfrentarán interrupciones programadas en el suministro de agua potable. Empresas Públicas de Medellín (EPM) confirmó que estos cortes se realizarán en franjas nocturnas, entre las 9:00 p.m. y las 4:00 a.m., para llevar a cabo un lavado crucial de tanques de almacenamiento y estabilizar el sistema de acueducto.

El operativo no es novedoso, sino una responsabilidad establecida, un ritual semestral que busca mantener la calidad del agua conforme a la normativa vigente. Esta labor técnica, aunque necesaria, pone en pausa el acceso vital al líquido para miles de hogares.

El miércoles 20, en Medellín, el séquito del agua ausente llegará al sector 12 de Octubre, desde la carrera 82 G hasta la 85 entre calles 106 C y 97, y de calle 97 hasta la 84 entre carreras 83 A y 90. Barrios como Aures No. 2, Picacho, 12 de Octubre 1 y 2, El Progreso No. 2, Mirador del Doce y Picachito entrarán en la lista de afectados. En Bello, la interrupción alcanzará al barrio París, entre carrera 73 y 76, calles 20 B y 25 C. En total, unas 13,000 personas sentirán la pausa en sus hogares.

La jornada del jueves 21 traslada la desconexión a sectores como Villa del Socorro en Medellín, que incluye un mosaico de barrios: San Isidro, Palermo, La Rosa, Santa Cruz, Moravia, Playón de los Comuneros, entre otros. En Bello, el corte abarcará desde calle 20 D hasta 30 C entre carrera 42 D y 45, afectando zonas como Zamora. El listado detallado refleja el alcance del impacto y la amplitud del desafío técnico.

EPM subraya que la selección de horarios nocturnos intenta mitigar las molestias, conscientes de que la interrupción toca el día a día y la rutina de quienes dependen del agua. Es un recordatorio de lo frágil que puede ser la infraestructura pública y, al mismo tiempo, del esfuerzo constante para mantenerla operando.

Sin embargo, estas pausas obligan a repensar las redes que sostienen el agua corriente, y a preguntarse sobre las alternativas para que el mantenimiento no sea sinónimo de vulnerabilidad ciudadana. Porque detrás del corte, está la espera, la preparación, el vaso vacío y la confianza que debe ser renovada cada semestre.

¿Podrá este ritual técnico, necesario pero incómodo, convertirse en oportunidad para visibilizar y fortalecer las redes invisibles que sostienen la vida cotidiana? Mientras las calles se silencian y las llaves se cierran por las noches, la comunidad aguarda una gestión transparente y eficaz que no dilate ni erosione la confianza en el agua potable.

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