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¿Libertad en suspenso?
Este martes 19 de agosto de 2025, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez recuperó su libertad tras la agitada batalla judicial que ha marcado su último año.
La Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá resolvió a favor de una acción de tutela presentada por la defensa de Uribe, dejando sin efecto la orden de detención inmediata emitida el 1º de agosto por la jueza Sandra Liliana Heredia. Esta había condenado al exmandatario a 12 años de prisión domiciliaria por soborno en actuación penal y fraude procesal, delitos relacionados con presuntas maniobras para manipular testigos y obstaculizar la justicia en 2017 y 2018. Sin embargo, el Tribunal argumentó el derecho fundamental a la libertad individual y ordenó la expedición de la boleta de libertad, suspendiendo la ejecución de la privación de libertad hasta una decisión definitiva en segunda instancia.
La noticia de esta resolución judicial llegó en la tarde del martes, horas que pusieron en jaque la estabilidad institucional en medio de la polarización que ha acompañado este caso emblemático. El Tribunal concluyó: “Se dispone dejar sin efecto el numeral cuarto del fallo proferido […] hasta que la correspondiente sala de decisión penal defina el recurso de apelación interpuesto contra esa determinación de primera instancia”. De esta manera, mientras el proceso de apelación sigue su curso, Uribe queda en libertad, una medida que reaviva debates sobre la justicia en Colombia y la influencia política en los tribunales.
Este episodio es la culminación de más de un año de audiencias públicas que han tenido en vilo al país, expuesto a una crisis de confianza en las instituciones judiciales y a un vacío de certezas sobre la impunidad y el poder político. La defensa ha insistido en la constante colaboración del exmandatario con la justicia, demandando garantías y respeto a los derechos fundamentales, mientras sectores críticos denuncian dilaciones y maniobras para evadir sanciones.
La resolución abre nuevas interrogantes sobre el rumbo del proceso judicial y su impacto en la escena política nacional. ¿Podrá la justicia avanzar sin interferencias ni sombras, o quedará atrapada en el laberinto de recursos y apelaciones? Mientras tanto, la libertad de Álvaro Uribe se torna una incógnita cargada de simbolismos y tensiones, que refleja, quizás, las fracturas profundas que cruzan a Colombia en su búsqueda de verdad y justicia.