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LA PARADOJA DEL CAFÉ COLOMBIANO: RÉCORD EN PRODUCCIÓN Y SOMBRA EN EL TRABAJO
Un récord histórico con sabor amargo.
Este viernes 27 de junio de 2025, Colombia celebró un logro sin precedentes: la producción de café alcanzó 14,79 millones de sacos en el ciclo agrícola 2024-2025, la cifra más alta en casi 30 años, según la Federación Nacional de Cafeteros. Sin embargo, detrás de esta bonanza se esconden denuncias que desgarran la imagen del sector.
El espaldarazo productivo, impulsado por más de 557 mil familias cafeteras, ha colocado nuevamente al país en el podio de los grandes exportadores mundiales, contribuyendo decisivamente al crecimiento económico nacional. Pero este éxito contrasta con un escenario laboral precario que emerge de las principales regiones cafetaleras, entre ellas Antioquia y Huila.
Una indagación exhaustiva de la ONG Repórter Brasil junto a Voces por El Trabajo, divulgada en la madrugada de este mismo día, revela un panorama sombrío: la mayoría de recolectores enfrenta condiciones informales, jornadas extenuantes y alojamientos deficientes, incluso en fincas que ostentan certificaciones internacionales en derechos socioambientales.
Las cifras oficiales respaldan esta realidad: más del 80% de los recolectores carece de formalidad laboral, y solo el 1,5% tiene contrato legal, revelan datos de la Organización Internacional del Trabajo y la Federación Nacional de Cafeteros. Este vacío legal convierte a miles en manos invisibles, sin acceso a prestaciones ni seguridad social, una situación que aumenta su vulnerabilidad y desprotección.
El auge de la industria y el crecimiento en exportaciones —con un aumento del 42% en la producción de febrero de 2025 frente al año previo y un repunte del 17% en ventas externas— no ha encontrado eco en las condiciones laborales. La pregunta flotante en el aire es inevitable: ¿cómo puede sostenerse una fortaleza económica que ignora a quienes la hacen posible?
En medio de la fiebre del café, estas voces reclaman justicia y reconocimiento, porque el verdadero valor del grano no puede ignorar el sudor que lo produce.
