El informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destaca que más de uno de cada cinco niños vive en la pobreza en 40 de los países más ricos del mundo, y algunos de ellos experimentaron aumentos significativos en la pobreza infantil entre 2014 y 2021. Polonia y Eslovenia se destacan como los países que mejor están abordando la pobreza infantil, seguidos de Letonia y la República de Corea.
El estudio examina las políticas gubernamentales de apoyo a la renta de las familias con hijos y señala que, a pesar de la disminución general de la pobreza en casi un 8% en 40 países entre 2014 y 2021, aún había más de 69 millones de niños viviendo en hogares con ingresos inferiores al 60% de la renta nacional media a finales de 2021.
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El director de la oficina de UNICEF encargada del estudio, Bo Viktor Nylund, subrayó que los impactos de la pobreza en los niños son persistentes y perjudiciales, afectando aspectos cruciales como la nutrición, la vestimenta, el material escolar y la vivienda. Estas condiciones dificultan el cumplimiento de los derechos de los niños y pueden tener consecuencias negativas para su salud física y mental.
El informe destaca que las consecuencias de la pobreza infantil pueden tener un impacto duradero, afectando la capacidad de los niños para completar la escuela y obteniendo salarios más bajos en la adultez. Además, en algunos países, una persona nacida en una zona desfavorecida puede tener entre ocho y nueve años menos de vida que alguien nacido en una zona más próspera.
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El estudio resalta desigualdades significativas en los riesgos de pobreza, destacando que los niños en familias monoparentales tienen tres veces más probabilidades de vivir en la pobreza. También se observa un mayor riesgo entre los niños con discapacidades y de minorías étnicas o raciales.
Para abordar la pobreza infantil, el informe insta a los gobiernos y las partes interesadas a ampliar la protección social para los niños, garantizar el acceso a servicios básicos de calidad, crear oportunidades de empleo con una remuneración adecuada y adoptar medidas adaptadas a las necesidades específicas de los grupos minoritarios y los hogares monoparentales.
