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¿Bienestar en tres dimensiones?
Bogotá, 13 de julio de 2025. En un país donde la cotidianeidad se vive entre pantallas, largas jornadas y retos emocionales, Colombia redefine lo que significa cuidar la salud. Hoy, la preocupación trasciende lo físico para abrazar también el bienestar emocional y digital, tres ejes que emergen con fuerza en la agenda pública y social.
Este mes, el Ministerio de Salud y Protección Social lanzó la quinta Encuesta Nacional de Salud Mental, que consultará a más de 115.000 colombianos distribuidos en los 32 departamentos. La iniciativa busca comprender con mayor claridad cómo afronta la población las dificultades emocionales, el acceso real a servicios especializados y el peso que tienen factores sociales en la salud mental. “Estamos comprometidos con la prevención y la atención oportuna”, aseguró el Ministerio, conscientes de que sin equilibrio interno, enfrentar los desafíos personales y colectivos resulta aún más complejo.
En paralelo, la esfera física no quedó fuera. La Encuesta Nacional sobre la Actividad Física y Comportamientos Sedentarios 2025 (ENAFIS) explora los patrones de movimiento y quietud que moldean la salud corporal en todo el territorio nacional. Según el Ministerio del Deporte, estos datos serán la base para promover hábitos saludables, en línea con recomendaciones internacionales, con la urgencia de mitigar las enfermedades crónicas que crecen silenciosamente.

Pero quizás el terreno más nuevo y polémico es el digital. Con más del 77% de la población conectada a internet y una penetración móvil que supera el 147%, el país navega entre oportunidades y riesgos. El uso desmedido de dispositivos genera ansiedad, estrés y fatiga visual, una cara poco visible de la era tecnológica. La conciencia sobre un consumo equilibrado empieza a perfilarse como un nuevo desafío colectivo.
Colombia está en un momento de redefinición donde el cuidado no es solo materia de clínicas o gimnasios. El bienestar emerge como un tejido complejo que entrelaza cuerpo, mente y pantalla. Queda por ver cómo estas políticas y datos se traducirán en cambios profundos en la experiencia cotidiana de millones. Y mientras la encuesta avanza, surge la pregunta: ¿puede un país digitalmente conectado encontrar también un equilibrio emocional y físico sostenible?