Brotes de bacterias peligrosas cierran playas en EE.UU.

📸 Cortesía: Canva
[PLAYAS AMENAZADAS]

A orillas del verano y en plena víspera de la celebración más emblemática de Estados Unidos, más de veinte playas en distintas costas del país fueron clausuradas. Este cierre inesperado truncó planes y días de sol, como un recordatorio del delicado equilibrio entre la naturaleza y la salud pública.

En días recientes, estados como Massachusetts, Nueva York, California y Washington anunciaron el cierre de sus playas más concurridas. La razón: la proliferación peligrosa de la bacteria Vibrio, detectada en niveles inseguros en el agua, según confirmaron los departamentos locales de salud pública. El acceso quedó vedado justo antes y durante el 4 de julio, fecha en la que cientos de miles suelen bañarse y celebrar la independencia con playas repletas.

La Vibrio, oportunista y letal, se extiende fácilmente en aguas cálidas y costeras desde mayo hasta octubre. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esta bacteria es responsable de la vibriosis, una enfermedad que puede provocar desde síntomas digestivos como diarrea y vómitos hasta lesiones cutáneas graves. Para quienes portan heridas abiertas o padecen de sistemas inmunológicos vulnerables, el peligro se agrava, incluso alcanzando desenlaces fatales.

Las autoridades sanitarias en Massachusetts fueron contundentes al declarar que la clausura temporal de veinte playas responde a la detección de niveles elevados de Vibrio, una medida preventiva para preservar la salud pública. En Nueva York, los condados de Nassau y Suffolk determinaron cerrar espacios emblemáticos como la Playa Benjamin en Bay Shore, Ronkonkoma, Sayville Marina Park y Morgan Beach en Glen Cove desde finales de junio. Pese a estar al otro lado del país, la costa oeste no estuvo exenta: playas en San Diego y áreas urbanas de Seattle permanecen restringidas bajo las mismas advertencias.

Voceros de salud pública recuerdan que estas prohibiciones persiguen prohibir el contacto con aguas contaminadas, evitando así la exposición a infecciones graves. Según cálculos del CDC, el país reporta alrededor de 80.000 casos anuales de infección por Vibrio, aunque se sospecha que muchos casos quedan bajo el radar.

Más allá del cierre temporal de balnearios emblemáticos, esta situación invita a reflexionar sobre el impacto del cambio climático en la proliferación de bacterias y la necesidad de vigilancia constante. En plena celebración nacional, ¿podrá el país conjurar estos riesgos ambientales antes de que el calor y el agua se conviertan en aliados de nuevas epidemias? El verano no debería ser una apuesta a ciegas.

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