📸 Imagen cortesía: D.R.A.
**¿Nueva etapa, vieja incertidumbre?**
Este viernes 19 de septiembre de 2025, Bucaramanga inicia un capítulo de transición tras la sorpresiva salida de su alcalde electo, Jaime Andrés Beltrán, cuya gestión quedó en suspenso por una decisión judicial que ha dejado a la ciudad en un limbo administrativo.
La anulación del mandato de Beltrán fue decretada por el Consejo de Estado el jueves 18 de septiembre, tras comprobar que incurrió en doble militancia al apoyar públicamente a candidaturas distintas a su partido, Colombia Justa Libres. Esta infracción legal terminó con casi dos años de gestión —un año, nueve meses y dieciocho días— y abrió paso a una nueva designación en el Palacio Municipal.
Ante la necesidad de un liderazgo estable y con experiencia, el gobernador de Santander, Juvenal Díaz Mateus, nombró a Eduard Jesús Sánchez como alcalde encargado. Originario de Jesús María (Santander), Sánchez no es un extraño a la administración pública; abogado con especialización en derecho administrativo y procesal penal, además de magíster en administración pública, ha sido alcalde de su municipio natal en dos períodos (2012-2015 y 2020-2023). Su labor más reciente fue al frente de la Oficina para la Gestión del Riesgo de Desastres de Santander. “Nombré a un profesional experimentado, dos veces alcalde, con sólida trayectoria en gestión y administración pública”, afirmó Díaz en rueda de prensa.
Esta medida temporal tendrá vigencia hasta que la Registraduría Nacional del Estado Civil organice las elecciones atípicas para elegir al nuevo alcalde, previsto entre octubre y noviembre de 2025. Según la normatividad vigente, el proyecto será completar el mandato solo por el tiempo restante del periodo actual.
La incertidumbre en Bucaramanga no se limita a la inesperada salida de Beltrán. El proceso para elegir un alcalde con mandato reducido abre interrogantes sobre la continuidad de proyectos estratégicos y la estabilidad política local. ¿Podrá la gestión Sánchez mantener el rumbo en medio de esta transición? ¿Qué efectos tendrá esta crisis en la confianza ciudadana y en el sistema electoral? Mientras tanto, Bucaramanga avanzará, entre esperas y expectativas, a la búsqueda de respuestas y certezas.
¿Será la experiencia de Sánchez suficiente para apagar el vacío que deja una administración truncada? A partir de ahora, la ciudad observa con atención, consciente de que en la fragilidad institucional también se mide la fortaleza de la democracia.