Cortesía D.R.A
El presidente Nayib Bukele declaró su intención de gobernar El Salvador por 10 años más, una revelación hecha durante una entrevista transmitida el 29 de diciembre de 2025. Bukele, que habló con el youtuber español The Grefg desde la Casa Presidencial en San Salvador, indicó que su continuidad en el poder hasta 2033 dependerá de su familia, del país y otras circunstancias.
Estas declaraciones llegan después de que la Asamblea Legislativa, controlada por Nuevas Ideas, aprobara en julio de 2025 reformas constitucionales que permiten la reelección presidencial indefinida, extienden el periodo a seis años y adelantan las elecciones a 2027. El presidente comenzó su segundo mandato consecutivo en junio de 2024, pese a limitaciones constitucionales previas ajustadas por la Sala de lo Constitucional.
Las modificaciones prorogan los mandatos y eliminan obstaculizaciones legales estableciendo el fin del actual periodo presidencial para el 2027, en lugar del 2029 inicial. De esa manera, el próximo mandato podría extenderse hasta 2033, según los nuevos marcos legales respaldados por 57 de 60 diputados.
Bukele defendió los cambios argumentando que el 90% de los países desarrollados francamente aceptan la reelección indefinida a sus gobernantes sin que signifique un retroceso democrático. Comentó: “Si fuera por mí, sigo 10 años más, pero la decisión final no la tomará solo esta voluntad”.
Por su lado, la oposición y organizaciones internacionales han criticado la reforma verbalizada como “un paso atrás para la democracia”, señalando que El Salvador podría adoptar una tendencia peligrosa hacia la concentración del poder, a la manera de algunos vecinos. Diputados destacados de ARENA y la ONG Cristosal advirtieron sobre la falta del debido debate y contrapesos, además de lamentar el silencio cívico cosechado por estos asuntos.
La evolución constitucional aplicará modificaciones sustanciales a la dinámica política del país que atraviesa un contexto complejo en medio de alta aprobación social hacia Bukele, originada en iniciativas de seguridad y estabilidad, pero empañada por cuestionamientos sobre la erosión institucional y la gobernanza abierta.
La ciudadanía está a la expectativa del plazo para las próximas elecciones, que se proyectan decisivas frente a relatos locales e internacionales sobre legitimidad y equilibrio de poderes. Desde la Alcaldía y otras instituciones se hace seguimiento cercano para mitigar impactos democráticos y asegurar que prevalezcan siempre canales formales y diálogos ciudadanos.
