📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla. Tomada de video de la cuenta de X de Benjamin Netanyahu
¿Cuerpos a medias, confianza en ruinas?
En la madrugada del miércoles 15 de octubre, la tensión creció en Medio Oriente con la confirmación del Ejército de Israel: el cuarto cadáver entregado por Hamás la noche anterior no corresponde a ninguno de los rehenes israelíes previstos en el acuerdo de canje. Un dato deliberadamente oscuro que desarma la esperanza y profundiza las dudas entre las partes enfrentadas.
Este episodio ocurre en un contexto especialmente frágil. Desde la noche del martes 14, Hamás entregó cuatro cuerpos, actividad enmarcada en una tregua reciente facilitada por Estados Unidos que prometía la liberación de rehenes vivos y la devolución de quienes perecieron en cautiverio. Sin embargo, tras exhaustivos análisis del Instituto Nacional de Medicina Forense israelí, sólo tres cuerpos —pertenecientes a Uriel Baruj, Eitan Levy y Tamir Nimrodi— pudieron ser identificados. El cuarto cadáver permanece un enigma: desenlazada la identidad, no se asocia a ninguno de los israelíes desaparecidos bajo custodia de Hamás.
Esta revelación recarga la atmósfera de desconfianza y pone en entredicho la veracidad de las listas entregadas por Hamás, complicando la delicada negociación sobre la liberación y repatriación de los secuestrados. El portavoz militar no dejó lugar a dudas: “Una vez concluidos los exámenes del Instituto Forense Nacional, se determinó que el cuarto cuerpo entregado no pertenece a ninguno de los rehenes”. Además, el Ejército subrayó que insiste en que Hamás debe “hacer todos los esfuerzos necesarios para devolver a los rehenes fallecidos”.
En respuesta, el primer ministro Benjamín Netanyahu fue categórico durante la jornada: “No vamos a ceder en esto y no detendremos nuestros esfuerzos hasta que traigamos al último rehén fallecido, hasta el último”. Su mensaje resuena como un llamado urgente en medio de las sombrías incertidumbres que rodean este conflictivo episodio.
Esta irregularidad despierta más preguntas que respuestas. ¿Por qué se entregó un cuerpo sin identificar? ¿Es un error, una maniobra dilatoria o una señal despiadada en un pulso sin tregua? Las autoridades internacionales observan con creciente preocupación, en un conflicto donde cada detalle parece erosionar la posibilidad de un diálogo claro y honesto.
Mientras tanto, la población afectada —familias, vecinos, comunidades enteras— aguardan una verdad que, entre entregas inciertas y análisis demorados, sigue pareciendo tan esquiva como la paz misma. ¿Podrá la justicia humanitaria abrir camino en medio de tantas sombras?