📸 Imagen cortesía @ManuelVillaMe
¿Cazado en tierra ajena?
El viernes 17 de octubre de 2025, el Aeropuerto Internacional José María Córdova, en Rionegro, Antioquia, se convirtió en el escenario de una detención que resonó más allá de las fronteras colombianas. Bryce Garrett Cleveland, ciudadano estadounidense de 38 años, fue capturado en medio de una operación coordinada entre la Policía Nacional, INTERPOL y Migración Colombia.
Cleveland llegaba a una salida rutinaria del aeropuerto cuando el sistema migratorio detectó una alerta: una circular roja internacional, emitida por Estados Unidos el 1 de octubre, que lo señalaba como fugitivo. Con 34 cargos federales por fraude postal y por cable, tráfico ilegal y distribución de medicamentos no aprobados, entre otros delitos financieros, este hombre era, según la justicia estadounidense, un artífice de estafas millonarias. Había entrado legalmente a Colombia en 2023, quizá pensando que aquí su rastro se diluiría; sin embargo, su captura desmiente esa ilusión.
La alcaldía de Medellín y las autoridades migratorias no dudaron en destacar este golpe al crimen transnacional. Federico Gutiérrez, alcalde de la ciudad, no eludió palabras: “En Medellín no hay espacio para criminales ni estructuras delincuenciales que pretendan operar impunemente”. Gloria Esperanza Arriero, directora de Migración Colombia, lo confirmó como un hito en la seguridad y la cooperación internacional, señalando que esta acción refleja el grado de preparación y coordinación alcanzado para enfrentar amenazas más allá de las fronteras.
Pero detrás del operativo, surge una pregunta inquietante: ¿qué tan seguros están los países cuando figuras como Cleveland parecen moverse con cierta facilidad, amparadas inicialmente por la legalidad de una visa, y solo después son detenidas por la colaboración internacional? La captura es un triunfo, sí, pero también un recordatorio del largo camino que debe recorrer el sistema global para cerrar espacios a la impunidad transfronteriza.
Ahora, Cleveland aguarda el proceso de extradición que lo llevará de vuelta a Estados Unidos. Mientras tanto, la región reconoce el esfuerzo conjunto que hizo posible frenar una estructura criminal, aunque la sensación de alerta persiste: ¿cuántos más logran escapar?, ¿qué tanto se puede confiar en los filtros migratorios? La ciudadanía observa y exige respuestas, esperando que esta captura sea el preludio de una justicia sin fisuras ni grietas.