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¿Dónde está la justicia para Valeria?
Un silencio pesado invade Cajicá, Cundinamarca. El eco no es solo el de la pérdida sino de la incertidumbre que deja la muerte de Valeria Afanador Castañeda. Esta niña de apenas 10 años fue encontrada sin vida el viernes 29 de agosto de 2025, en la ronda del río Frío, apenas a 200 metros del colegio donde estudiaba. Pasaron 18 días de búsqueda desesperada, una agonía que movilizó a toda la comunidad y a las autoridades locales.
La desaparición de Valeria ocurrió el martes 12 de agosto, durante el recreo en el Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, lugar que debería ser un refugio seguro. Cámaras de seguridad registraron el último instante en que la vieron. Su ausencia desencadenó una movilización sin precedentes: cerca de 400 rescatistas, con drones térmicos, buzos y equipos caninos, rastrearon sin descanso la sabana y las zonas rurales aledañas. Una recompensa de 70 millones de pesos fue ofrecida para obtener datos que llevaran a su paradero.
Pero el hallazgo del cuerpo, en un punto ya revisado por más de 200 personas, sembró más preguntas que respuestas. Jorge Emilio Rey, gobernador de Cundinamarca, urgió a la Fiscalía y a Medicina Legal a acelerar las investigaciones para esclarecer si la muerte fue accidental o producto de violencia. “Es improbable que no hubiéramos advertido su presencia antes”, afirmó, dejando entrever la complejidad del caso.
En medio del dolor, la familia de Valeria, asesorada por el abogado Julián Quintana, pidió que se profundice en dos frentes: las posibles negligencias en los protocolos de seguridad del colegio, situado justo al lado del lugar donde fue hallado el cuerpo, y las circunstancias que rodearon los últimos momentos de la niña.
El duelo de Cajicá no es solo el luto por una vida truncada, sino la creciente inquietud de una comunidad que exige justicia y respuestas. ¿Podrán las instituciones desentrañar la verdad entre tantas dudas? ¿O quedará la sombra de la impunidad sobre este trágico episodio? La memoria de Valeria y la voz de su pueblo esperan que la justicia no se dilate ni se apague.
