📸 Imagen cortesía Vuelta Colombia
[LA ETAPA BLOQUEADA]
Un camino inesperado
Este martes 5 de agosto, en Boyacá, la Vuelta a Colombia 2025 encontró una barrera que no esperaba: los bloqueos en la vía Duitama-Bogotá impuestos por pequeños mineros y campesinos en paro.
La quinta etapa, diseñada para que los ciclistas retaran los desafíos del Alto del Moral, el Alto Ventaquemada y el Alto El Sisga, tuvo que ser cancelada de último momento. La caravana, que incluye no solo a corredores sino a médicos, técnicos y medios de comunicación, se vio atrapada en un muro de protesta que hizo imposible garantizar su paso seguro.
La organización de la Vuelta, en conjunto con la Federación Colombiana de Ciclismo y los directores deportivos, tomó esta decisión tras evaluar que no existían rutas alternas viables ni seguras. Los persistentes bloqueos en lugares estratégicos como Paipa y el Puente de Boyacá imposibilitaron la logística y el avance previsto de una competencia que desde su trazado prometía un despliegue de esfuerzo y destreza sobre las montañas boyacenses.
La federación fue clara: “Se tomó la decisión de suspender la competencia durante esta jornada, priorizando la seguridad de los deportistas, el personal técnico, los comisarios, medios de comunicación y demás integrantes de la caravana”. Así, la decisión, lejos de ser una mera pausa, reflejó una responsabilidad frente a la incertidumbre que dejaron las voces de protesta.
Para no erosionar el ritmo y la continuidad de la Vuelta, la organización dispuso el traslado estratégico de todos los equipos por una ruta alterna que pasará por Sogamoso, Yopal, Villavicencio y Bogotá. De esta manera, la competencia se prepara para retomar su pulso este miércoles 6 de agosto desde Mosquera, con la sexta etapa que culminará en el desafiante Alto de La Línea, uno de los segmentos más emblemáticos y decisivos del circuito nacional.
Es la historia de una carrera que va más allá del esfuerzo físico y la estrategia deportiva. Es el reflejo de un territorio que reclama, un deporte que se ve detenido y una organización que debe navegar entre la pasión y las realidades sociales. ¿Podrá la Vuelta a Colombia seguir pedaleando frente a estos nuevos obstáculos? La incertidumbre permanece, pero la ruta sigue abierta.