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¿Infancia en riesgo en Anorí?
Una sombra inquietante se posa sobre Anorí, en el nordeste de Antioquia. Este lunes, las autoridades capturaron a un hombre venezolano acusado de un delito que golpea la conciencia colectiva: el abuso sexual de su propia hija, una niña de apenas tres años.
La detención no fue producto del azar. Familias y vecinos, atentos a cambios dolorosos en el comportamiento de la menor, alzaron la voz. Sus alertas movilizaron a la Policía Nacional, que abrió una investigación profunda y diligente. Así, la ofensiva contra la impunidad se materializó en la aprehensión del sospechoso, hoy a disposición de la Fiscalía General de la Nación, enfrentando cargos por acto sexual con menor de 14 años.
Este caso no es un hecho aislado; refleja la persistente amenaza que enfrentan los más vulnerables. El coronel Luis Fernando Muñoz Guzmán, comandante del Departamento de Policía Antioquia, enfatizó que la captura se enmarca en la estrategia «Actuando por Antioquia», diseñada para asegurar la protección integral de niños y adolescentes. La iniciativa va más allá del castigo, buscando ofrecer rutas de apoyo a las víctimas y desmantelar redes de violencia.
La denuncia oportuna fue el primer paso para detener años de abuso, vivido en el silencio al quedar la niña bajo el cuidado del agresor. La comunidad, muchas veces primera defensora, mostró que la vigilancia social puede ser un escudo contra el abandono institucional.
Pero quedan preguntas que inquietan: ¿qué factores perpetúan estas violencias dentro de los hogares? ¿Cómo fortalecer los canales para que más voces puedan denunciar sin miedo? Mientras tanto, la policía y autoridades locales redoblan esfuerzos para que la justicia no se dilate y el tejido social se recupere de este vacío que el abuso deja.
En Anorí, la voz de una niña callada por años exige ahora ser escuchada. Y es la sociedad entera la llamada a acompañar ese clamor con actos concretos. ¿Seremos capaces de proteger la inocencia antes de que se pierda?
