Choque laboral entre Ecopetrol y sindicato USO por turnos

📸 Imagen cortesía: Imagen tomada de la cuenta de X de la USO Frente Obrero
¿Turnos que desgastan?

Este 4 de noviembre de 2025, Ecopetrol, la columna vertebral del petróleo colombiano, se enemistó de nuevo con la Unión Sindical Obrera (USO), su sindicato más antiguo y combativo. El motivo: la disputa por los esquemas de turnos, el pago justo por trabajo dominical y la reducción de la jornada laboral, derechos que la reciente reforma laboral prometió a los trabajadores.

La voz del sindicato, encarnada en Ariel Corzo, es clara y contundente: los turnos actuales son “ilegales y abusivos”, un atropello especialmente palpable en el trabajo nocturno y de domingos. Reclaman la inmediata adecuación a la Ley 2466 de 2025 y a la Circular 0101 del Ministerio de Trabajo, que ordenan bajar la jornada a 42 horas semanales y reconocer en salarios extras las horas dominicales laboradas. Enfatizan que la empresa está incumpliendo derechos básicos, por lo que elevaron su petición a Antonio Sanguino, ministro de Trabajo, buscando respaldo institucional para un reclamo que pende sobre la estabilidad y dignidad de miles de trabajadores petroleros.

Por su parte, Ecopetrol responde con una defensa formal y minuciosa. Invocan el Código Sustantivo del Trabajo, la Constitución y la Ley 2101 de 2021, además del acuerdo colectivo firmado en 2023 con la USO, para sostener que sus turnos son legales, adaptados a las particularidades operativas y geográficas de cada sede petrolera. Aseguran que la jornada ordinaria considera seis días laborables, exceptuando los domingos, y que todo trabajo realizado en esos días o festivos recibe remuneración conforme al artículo 179, negando cualquier ilegalidad en la gestión de sus horarios.

Sin embargo, la tensión no cede. Este choque laboral evidencia un vacío entre la letra normativa y la experiencia cotidiana del trabajador petrolero, quien vive la tensión de turnos extenuantes y reclamos constantes por una justicia laboral que parece dilatarse. ¿Basta con el cumplimiento formal sobre el papel para aliviar el desgaste humano detrás de los números y regulaciones? ¿O persistirá la sombra del agotamiento bajo el brillo de las plataformas y refinerías?

La disputa tal vez no solo reabra un capítulo en la historia de los derechos laborales en Colombia, sino que también desnuda la fragilidad de un diálogo que debe salvarse entre la gran empresa y sus empleados, bajo la lupa de una reforma que pretendía ser un avance y que aún debe demostrarlo en la práctica.

Mientras tanto, las miradas se vuelven hacia el ministerio de Trabajo y el sindicalismo nacional, en busca de una resolución que responda no solo a las normas, sino al respeto tangible por quienes hacen latir la industria petrolera. ¿Podrán las leyes y el diálogo converger en un camino sin nuevos choques ni turnos que desgasten más que produzcan?

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