Científicos acusan al Gobierno del colapso en salud

📸 Imagen cortesía: Imagen de referencia. Foto de Pixabay: https://www.pexels.com/es-es/foto/foto-de-primer-plano-de-un-estetoscopio-40568/
¿Salud en terapia intensiva?

Este lunes, desde Bogotá, la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC) lanzó una alarma que reverbera por todo el país: el sistema de salud en Colombia está al borde del colapso. La voz de Agamenón Quintero, presidente de la ACSC, retumba con dureza al señalar al Gobierno nacional como responsable de una crisis que no es sorpresiva, sino fruto de decisiones erráticas.

En los últimos tres años, las reformas en salud han sido señaladas como la chispa que encendió esta tormenta. Sin sustento técnico ni científico, estas medidas, denuncia Quintero, han instaurado un «estado de caos» que amenaza el derecho fundamental a la salud. La improvisación y la ausencia de gobernanza –explica– han erosionado la atención a millones de pacientes, mientras las órdenes de la Corte Constitucional parecen caer en el vacío.

Este panorama sombrío encuentra respaldo en un reciente informe de la Defensoría del Pueblo: aumento de tutelas por vulneración del derecho a la salud, demoras en atención, cierres de servicios y escasez de medicamentos esenciales. A la par, el personal sanitario navega entre la incertidumbre, esperando pagos atrasados y soportando condiciones laborales precarias que no solo desgastan su labor, sino que ponen en riesgo la calidad del servicio.

“No podemos seguir siendo rehenes de intereses políticos ni decisiones improvisadas”, clama Quintero, enfatizando que las alertas técnicas y académicas han sido desoídas. A su llamado se suman exministros de Salud, cuya voz colectiva evidencia que el deterioro es más que casualidad: es la consecuencia de una estructura debilitada por la falta de diálogo y la politización de cargos clave, fracturando la confianza que debería sostener al sistema.

Mientras tanto, la salud pública parece transitar por su propia terapia intensiva. La pregunta que queda flotando en el aire es inevitable: ¿Habrá voluntad política para reconstruir lo que hoy amenaza con desmoronarse? Porque, al final, el colapso no es solo un problema técnico, sino una herida abierta que afecta a quienes más dependen de ella.

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